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Rusia no quiere una guerra en Europa, afirmó ayer el jefe del
Kremlin, Vladímir Putin, durante una rueda de prensa conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz, en Moscú, al comentar la tensión actual en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Agregó que, precisamente por eso, Rusia presentó propuestas sobre unas negociaciones acerca de la seguridad europea, cuyo resultado debe ser un acuerdo que responda a los intereses de todas las partes.
En cuanto a las demandas de seguridad rusas planteadas a EE. UU. y a la OTAN, Putin dijo que su país no recibió una respuesta constructiva, pero confía en continuar el diálogo.
600 millones de dólares se invirtieron para calmar a las compañías de seguros.
Subrayó que las futuras negociaciones deben tener en cuenta las principales preocupaciones en materia de seguridad, que incluyen la no ampliación de la OTAN hacia el este y el rechazo al despliegue de sistemas de ataque cerca de sus fronteras.
Además, Putin retiró algunas tropas de las proximidades y, al respecto, el diplomático alemán afirmó que esta medida es una buena señal, pero debe haber más para rebajar la tensión. “Estamos quizás ante la crisis más difícil y amenazante en mucho tiempo en Europa”, indicó.
Asimismo, desde el sábado pasado, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró que “todo está bajo control” y pidió no sembrar el pánico, por lo que afirmó que el Gobierno ucraniano tuvo que asegurar que el espacio aéreo permanecerá abierto y adoptar garantías financieras por valor de casi US $600 millones para calmar a las compañías de seguros que no querían sobrevolar el espacio territorial.