La flor que conocemos como monja blanca es una de las 35 mil especies de orquídeas que los botánicos han identificado en los bosques nubosos de Guatemala, El Salvador, Honduras y México.
El nombre científico de la citada flor es Lycaste virginalis, forma alba. Lycaste es el género, y virginalis, la especie. Alba es una de las cuatro formas de Lycaste.
Símbolo nacional
En febrero de 1934, el mandatario Jorge Ubico emitió el Acuerdo Gubernativo, por medio del cual se le designa Flor Nacional.
“La declaratoria fue hecha en respuesta a la admiración que la especie despertó en la exposición de orquídeas realizada en el sur de Miami, en 1933”, según lo explica Alejandro Bolaños presidente de la Asociación Guatemalteca de Orquideología.
La representante de la citada exposición, Leticia Sutherland, envió al Gobierno una carta de agradecimiento en la cual menciona que una orquídea, en particular una monja blanca, había cautivado a los visitantes.
La apreciación de la planta dio origen a una elevación en la demanda, que puso en peligro de extinción a la flor. En 1946, el gobierno del presidente Juan José Arévalo adoptó una normativa para protegerla.
“La peculiaridad de la flor es que hay una estructura llamada columna, en la que se fusionan el estambre y el pistilo, que sugiere la imagen de una monja rezando.” Alejandro Bolaños Presidente de la Asociación Guatemalteca de Orquideología.
Acciones
La especie tiene grandes amenazas, como la destrucción de su hábitat y su extracción ilegal de los bosques. Por ello, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), por medio del Fondo Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Fonacon), realizó un estudio y acciones estratégicas para su rescate.
Asimismo, el Conap ha apoyado proyectos de educación ambiental, reproducción e introducción de la flor nacional a los bosques guatemaltecos. Actualmente existe una estación experimental, en la que se cultivan orquídeas, en especial, la monja blanca.