Sarali Gintsburg
Grupo Discurso Público, Instituto Cultura y Sociedad, Universidad de Navarra
La historia de la cultura africana se remonta muy atrás en el tiempo: la mayoría de los científicos está de acuerdo en que los primeros humanos evolucionaron en África. Algunos de los restos más antiguos provienen de un emplazamiento humano primitivo en Olduvai Gorge, en Tanzania, y tienen alrededor de 1.8 millones de años.
La palabra “África” se usó por primera vez para describir todo el continente en el siglo XV, pero sus habitantes han estado siempre en contacto entre sí y con el resto del mundo, comerciando, peleando o compartiendo nuevas ideas a lo largo de los ríos, a través de los desiertos o junto al mar.
Desafortunadamente, Europa también llevó a África un comercio intensivo de esclavos.
Aunque las tradiciones orales, la música y la danza son una característica importante de África, este continente también alberga ricas y antiguas tradiciones de literatura escrita.
En la Antigüedad, la costa mediterránea de África era un lugar donde los pobladores de Oriente Medio, Grecia y Roma entraban en contacto con personas del norte y del África subsahariana. En el oeste de África, los reinos africanos existieron durante miles de años y, a mediados del siglo XIII, Malí se convirtió en el imperio más poderoso de
África occidental.
Otros imperios y reinos como Songhai y Benín mantuvieron un extenso intercambio comercial y cultural con los Estados árabes vecinos y con los europeos. Los contactos con Europa se intensificaron a finales del siglo XV, cuando los reyes congoleños se convirtieron al cristianismo, introducido por los exploradores portugueses.
Desafortunadamente, Europa también llevó a África un comercio intensivo de esclavos. A partir del siglo XV, estos fueron trasladados de forma masiva a otros continentes: conocemos mucho sobre el comercio triangular del Atlántico, pero algo menos sobre la trata en el océano Índico. Se sabe muy poco, a menudo de manera anecdótica, sobre la presencia y la vida de los africanos en Europa durante este tiempo.
Las cosas empeoraron aún más tras la Conferencia de Berlín de 1885, cuando varios Estados europeos dividieron el continente en nuevos países, no en función de las similitudes y preferencias culturales, políticas, lingüísticas o religiosas de los africanos, sino de las apetencias de Gran Bretaña, Francia, España, Alemania, Portugal, Bélgica e Italia. Incluso hoy, los conflictos africanos se inspiran regularmente en las consecuencias del acaparamiento de tierras que tuvo lugar hace casi 150 años.
Continuará…