Sergio Morales
Chief Operating
Officer de la ONG Puente de Amistad
Si los últimos dos años de vida pandémica nos han enseñado algo, es esto: tener un problema de salud puede devastar más que el bienestar físico de una persona.
Estar enfermo, ya sea con un virus contagioso o una enfermedad hereditaria, puede ser muy perjudicial para la salud mental, la estabilidad financiera y el éxito general de una persona. Para una mujer en una zona rural de Guatemala, estar enferma podría retrasarla durante años.
El Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE) ubica una serie de impactos que el Covid-19 ha tenido en el mercado laboral en Guatemala y en la parte superior de la lista se encuentra la “destrucción del empleo formal, con la consiguiente desaparición de ingresos estables para cientos de miles de guatemaltecos”.
Se destacan acciones como la capacitación de recurso humano para la prevención.
Para mujeres de las zonas rurales de Guatemala, algunas de las complicaciones de salud más comunes son enfermedades prevenibles como la diabetes, la hipertensión y el cáncer de cuello uterino. Los conceptos erróneos sobre la atención médica y el poco acceso a servicios dan como resultado tasas más altas de estas enfermedades prevenibles.
El estado de salud impide a las mujeres una participación en la economía y perjudica al país en su conjunto. Es por eso que la clave para construir una economía guatemalteca más fuerte radica en brindar atención médica asequible a las mujeres en las zonas rurales de Guatemala. En las áreas rurales del país viven alrededor de 6.87 millones de guatemaltecos según el Censo Poblacional de 2018 por el INE.
De acuerdo con proyecciones del Ministerio de Salud, por cada 10 mil habitantes debería haber un centro de salud; en el caso de puestos de salud, debe haber uno por cada 5 mil habitantes.
ONG dedicadas a la salud en Guatemala han hecho grandes esfuerzos para educar/apoyar a la población femenina en las iniciativas de salud preventiva y, en algunos casos, curativos.
De hecho, jugaron un papel importante para mitigar la pandemia y continuar con la nueva normalidad. Muchos de ellos se centraron en algunos componentes como: el fortalecimiento de los procesos de atención en salud, muchos en modalidad telefónica, visitas domiciliarias uno a uno, prevención e información, suministro de insumos y de equipos de protección individual, equipamiento y gestión del conocimiento.
Entre estos componentes, se destacan acciones como la capacitación de recurso humano para la prevención y atención de enfermedades crónicas y también las relacionadas con el Covid-19.
Cuando las mujeres en Guatemala enfrentan estos problemas de salud, limitan su potencial para trabajar y ello les impide construir una vida mejor para ellas y sus familias. Por esto, es importante que las organizaciones creemos alianzas con el propósito de ayudar a las mujeres guatemaltecas, para poder ser informadas o recibir educación clara sobre los temas de salud en general.