Esperanza Ruiz
Revista Nuestro Tiempo
Carmen recuerda entonces la misiva de Ramón J. Sender y contesta a la correspondencia que le debía desde hacía veinte años, proponiéndole conocerse a su paso por Los Ángeles. El autor no recibió esta carta hasta varios meses después, pero el encuentro, azarosamente, se produjo en ese viaje. Comenzó entonces una relación epistolar magnífica, preñada de confidencias y admiración mutua, que acabó en 1982 con la muerte del escritor aragonés.
Sus experiencias en aquel viaje las plasmó en artículos que enviaba a la revista La Actualidad Española y en el libro Paralelo 35, editado por Planeta a modo de cuaderno de bitácora. Tras perder la fe de manera tan súbita como había llegado, Carmen halla refugio en el Tánger cosmopolita de los años cincuenta, donde su marido trabajaba. Se une a un grupo de literatos que cohesiona Sanz de Soto y entre los que se encuentran Paul y Jane Bowles y Truman Capote. Atisba un mundo bohemio transgresor que hasta entonces desconocía. Laforet vuelve a Madrid inspirada por su etapa en el país africano e inicia una trilogía: Tres pasos fuera del tiempo. En ella pretende contar la vida de un hombre en distintos escenarios de los últimos veinte años de España. Solo se publicó la primera parte, La insolación, en 1963. De ella se dice que es la novela mejor estructurada escrita por Carmen, emparentada en calidad con El Jarama de Sánchez Ferlosio. Finalizó el segundo tomo: Al volver la esquina. Lo envió a la editorial y recibió de vuelta las galeradas para su corrección. Carmen nunca remitió la obra terminada. Con La insolación habría acabado su producción novelística para siempre. Tenía 42 años.
Pese a que trabajó en ella (se cree que la tercera parte, Jaque mate, llegó a estar esbozada en manuscritos), la escritora no supo salir del bloqueo mental y creativo en el que estaba sumida. Un halo de misterio rodea su silencio literario, pero lo que es seguro es que nunca pudo volver a escribir pese a que lo intentaba continuamente. Acababa rompiéndolo todo. Los estudiosos de su figura creen que su éxito prematuro le creó una gran inseguridad porque ya no volvió a encontrar nada a la altura de su primera novela.
Comienza un período de desasosiego para Carmen. Se aísla en una casa que alquila en Cercedilla para lograr la ansiada soledad. En la sierra madrileña pasea a sus perros y los vecinos creen, por su forma de vestir, que es forastera. A Carmen le encantaba sentirse extranjera en todos lados. Formaba parte de la libertad que perseguía. Al mismo tiempo, la esterilidad creativa y la necesidad de aislamiento empiezan a conjurar un nuevo fantasma: el deterioro de la vida matrimonial.
Carmen Laforet amó al hombre con el que tuvo cinco hijos. Le cautivaban su mente poderosa y sus bromas, con las que ella reía abiertamente, le atraía su encanto personal. https://dca.gob.gt/wp-content/uploads/2021/02/Consejo-Conadi.jpg
Continuará…