sábado , 23 noviembre 2024
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La vegetación en las ciudades (I)

Enrique Baquero
Investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente y profesor de la Facultad de Ciencias

Los Servicios Ecosistémicos son “beneficios que la naturaleza aporta a la sociedad”. Los sistemas ecológicos (y el capital natural del que dependen) son fundamentales para el funcionamiento del sistema de soporte vital de la Tierra, del que depende la Humanidad y el resto de seres vivos. La urbanización supone una evidente pérdida de servicios. En este texto, tratamos de relacionar estos servicios con el día a día de las personas en las ciudades.

En las ciudades hay siete ecosistemas naturales: árboles, praderas, bosques urbanos, cultivos, humedales, lagos o mar contiguos, y ríos o arroyos. El diseño actual de las ciudades no favorece su presencia. La población valora los pavimentos poco uniformes, con vegetación espontánea o la presente en muros, praderas lineales, alcorques o macetas. Se valora más si se asocia con gestión humana, y menos si es espontánea. Y la valoran más las personas que mantienen contacto habitual con la naturaleza fuera de la ciudad.

La contaminación del aire, asociada con millones de muertes al año en todo el mundo, es el problema ambiental más grave para la salud. Está causada por partículas, moléculas de origen antrópico, o moléculas presentes en la naturaleza, pero en proporción mayor que la natural (ozono). La reforestación urbana, o la periurbana, pueden ayudar a mejorar la calidad del aire.

La reforestación urbana, o la periurbana, pueden ayudar a mejorar la calidad del aire.

Los beneficios de la vegetación en las ciudades. son: 1. Aprovisionamiento de hábitats. Es sorprendente la cantidad de plantas y animales capaces de vivir en los hábitats “creados” por el hombre en las ciudades, gracias a su capacidad de adaptación (sinantropización). Los beneficios de una mayor diversidad de hábitats son poco evidentes, pero muy importantes. 2. Reducción de ruido. El ruido del tráfico puede reducirse hasta un 50 por ciento si hay vegetación y diseños adecuados. Una barrera de 5 metros de profundidad puede reducir el ruido del tráfico en 9–11 decibelios. El tronco de los árboles también tiene efecto en la reducción. Las barreras sintéticas tienen menos efectividad (psicológicamente y en valores absolutos).

3. Deposición y dispersión de la contaminación. La vegetación reduce la concentración de contaminantes en los parques, sobre todos si son grandes. Las partículas grandes son las que más se reducen. Además, el diseño de la vegetación alienta a los usuarios a evitar los límites contaminados. Árboles y arbustos pueden conseguir un descenso del ozono hasta en un 2 por ciento. Los tejados verdes contribuyen menos que los árboles.

Continuará…

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