Frank Gálvez Locutor y periodista
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Tomar decisiones es una parte integral de nuestra existencia, pero muchos factores pueden obstaculizar este proceso; es por ello de especial importancia que como adultos meditemos en nuestros malos hábitos al decidir.
Hay que entender que las condiciones que fijan el surgimiento de un patrón de toma de decisión son variadas, como por ejemplo la gravedad de los riesgos derivados, si hay esperanza de encontrar un mejor plan y cuánto tiempo hay disponible para buscar la solución.
La experiencia, los conflictos, la incertidumbre y nuestro papel en la vida ejercen una gran influencia en el proceso. La evasión defensiva es el intento de quienes toman el camino de evitar o posponer el estrés de una decisión, y le ocurre al menos al 73 por ciento de la población en edad adulta a nivel mundial. Ella se manifiesta por la postergación, la falta de compromiso y la racionalización obsesiva.
El aplazamiento como defecto llega a sus límites cuando causa la imposibilidad de planificar cuándo y cómo realizar una determinada tarea de antemano y provoca la dificultad de realizarla bien y cuando estaba programada, mediante un comportamiento ilógico y muchas veces subconsciente, afectándonos tanto a nosotros como a la gente involucrada.
La hipervigilancia o pánico representa la búsqueda frenética de una solución y un juego de alternativas sin ver fallas obvias en las posibles soluciones, aunque sean claramente riesgosas.
La planificación eficaz donde entendemos el peso de nuestras acciones y la ejecución de estas labores de forma adecuada y según el cronograma están altamente interconectadas con los aspectos de madurez y fiabilidad que deben ser parte de lo que somos.
Cabe destacar que es más probable que las personas apliquen estos comportamientos a escenarios que consideran importantes, independientemente de la jerarquía normativa asignada a las mismas, que a situaciones diarias y con un nivel de stress bajo.
Se dice que poner atención es el patrón óptimo, y es cuando todas las alternativas a la decisión se analizan e interpretan de manera imparcial.
La planificación eficaz donde entendemos el peso de nuestras acciones y la ejecución de estas labores de forma adecuada y según el cronograma están altamente interconectadas con los aspectos de madurez y fiabilidad que deben ser parte de lo que somos.
Las personas que programan de manera eficiente reportan un mayor ajuste emocional y una gran satisfacción con la vida en comparación a aquellas que no lo hacen.
No dejemos las responsabilidades para después: ampliemos nuestras perspectivas y luchemos por ser mejores este año que recién comienza, siendo efectivamente asertivos en nuestro proceder.
¡Empecemos con el pie derecho y aprovechemos nuestra capacidad volitiva!