Leonel Guerra Saravia
Desde que el ser humano es consciente de su existencia, también
lo ha sido del final de sus días. La idea de la muerte ha sido objeto de debate a lo largo de toda la historia, atribuyéndole una causalidad y un significado distintos en función del lugar, la cultura, la religión y la filosofía a la que se le preguntara.
No obstante, en términos biológicos, podemos dar una definición escueta y breve de lo que significa: la muerte es el final de la vida, la incapacidad total del organismo de mantener la homeostasis del cuerpo mediante procesos biológicos.
En el terreno de lo espiritual, se asocia a la muerte con el final de la vida terrenal y el inicio de la celestial, habiendo un sinfín de creencias sobre lo que viene después. Si le preguntamos a los filósofos sobre qué es la muerte, aunque cada uno de ellos tenga su propia opinión sobre lo que es, todos coinciden en que la muerte es la única certeza del ser humano que tiene de sí mismo. Sea cual sea nuestra idea de la muerte, lo cierto es que son varias las formas en las que se puede dar este fenómeno.
La idea de la muerte ha sido objeto de debate a lo largo de toda la historia, atribuyéndole una causalidad y un significado.
El final de la vida puede darse de forma natural o por acción de un agente exterior a la persona, desde una gravísima enfermedad hasta porque alguien, de forma voluntaria o inconsciente, ha acabado con la vida de otro individuo. Se considera muerte violenta cuando lo que ha provocado la defunción es completamente ajeno al funcionamiento del cuerpo. Un móvil externo ha provocado alguna acción, deliberada o no, que ha terminado provocando la muerte de la víctima de forma especialmente violenta.
El humano debe nacer, crecer, reproducirse y aceptar la muerte natural. Los padres de familia debemos educar a nuestros hijos sobre ese tema. Si todos nos educamos y nos unimos, la vida será más adaptada y aceptada; depende de comprender que la vida y la muerte son parte de nuestro vivir. Lo que nos rodea, como lo es el medioambiente, debemos colaborar a mejorarlo, ya que de eso depende nuestra salud.
Lo psíquico, biológico y social son los pilares que nos ayudan positivamente a sobrevivir. Es importante que cada uno de nosotros sepa protegerse y evitar lo que a nuestro organismo le cause daño; cuidemos la higiene, la alimentación, evitemos los vicios, ayudemos al prójimo y comportémonos de forma correcta ante nosotros mismos y ante los demás.