Ignacio López-Goñi
Catedrático de Microbiología, Universidad de Navarra
El problema es que una variante mucho más transmisible, aunque sea menos virulenta, no necesariamente significa que causa menos muertes: si crece a tan alta velocidad, si hay muchos casos en muy poco tiempo, puede haber más fallecimientos.
Una sexta ola intensa y rápida en número de casos generará un colapso en el sistema sanitario, algo que ya hemos visto que tiene consecuencias muy graves. Las agencias sanitarias internacionales califican la situación de riesgo muy alto. Por eso, algunos afirman que “hay que prepararse para lo peor”. En este informe (15/12/2021) del ECDC se explica la situación en
Europa.
No sabemos si es más grave, pero tampoco si será más leve. Aunque el número de hospitalizaciones permanece bajo, no hay evidencia de que ómicron sea menos virulenta que delta.
En comparación con otras variantes, resultados preliminares sugieren que ómicron se multiplica 70 veces más rápido en los bronquios humanos, lo que podría explicar por qué esta variante puede transmitirse más rápido. Sin embargo, el mismo estudio muestra que la infección por ómicron en el pulmón es significativamente menor que con el SARS-CoV-2 original. Esto quizá podría explicar que produzca una menor gravedad de la
enfermedad.
Otros trabajos también preliminares sugieren que los sueros de individuos vacunados neutralizaron la variante ómicron a un nivel mucho menor que cualquier otra variante. Sin embargo, en el mismo trabajo también sugieren que los sueros de individuos superinmunes (los que habían sido infectados y vacunados o que habían sido vacunados y posteriormente fueron infectados) sí que pudieron neutralizar la nueva variante.
Los anticuerpos previenen la infección, por lo que este escape parcial de la respuesta inmune (anticuerpos) también podría influir es su mayor transmisibilidad.
¿Qué hacemos contra una variante que sea mucho más transmisible e incluso más grave?
¿Qué hacemos contra una variante que sea mucho más transmisible e incluso más grave? Contra ómicron o contra cualquier otra variante, incluso más peligrosa, lo que tenemos que hacer es recordar lo que ya sabemos… y hacerlo: vacunas, mascarillas, ventilación, distancia, test de antígenos, autoconfinamientos, refuerzo sanitario…Las vacunas funcionan.
Con la incidencia actual, si esta sexta ola nos hubiera cogido sin vacunar, esto sería una auténtica carnicería. Ya lo comprobamos con la quinta ola, en la que el número de casos aumentó (entonces delta, que era más transmisible, fue dominante) pero no se reflejó en un aumento de fallecimientos como en oleadas anteriores. La diferencia es que la mayoría de las personas mayores más vulnerables ya estaban vacunadas.
Ojalá ahora ocurra algo similar. En tres o cuatro semanas lo sabremos.
Con la tremenda transmisibilidad de ómicron, lo más probable es que muchos nos contagiemos. Si te infectas, lo mejor es que el virus te coja vacunado. Las personas sin la protección (sin vacuna o sin infección previa) son las que están en mayor riesgo.
Las vacunas no son una armadura de acero impenetrable, te puedes infectar y puedes infectar a otros, aunque con menor probabilidad. Pero eso no quiere decir que las vacunas no estén funcionando. Estas vacunas están evitando los casos graves de la enfermedad, disminuyen los ingresos hospitalarios y en UCI y reducen la mortalidad. Ese era su objetivo. Por eso hay que vacunarse, no solo para protegerte tú, sino para proteger a los demás.
Las vacunas inducen una potente respuesta inmunitaria. La inmunidad es mucho más que anticuerpos. Los anticuerpos previenen la infección y la inmunidad celular previene la enfermedad grave y la mortalidad. Pero se necesitan ambas. Por eso, las personas más vulnerables necesitan anticuerpos e inmunidad celular, porque solo la infección puede llevarlos al hospital.
Continuará…