Diana Herrera
Las costumbres que se convierten en tradiciones, gracias a la unión de la familia, la espiritualidad y otros elementos que hacen que la Navidad sea una época especial y esperada por muchos.
Diciembre es el mes cuando nuevamente se empieza a reflexionar sobre nuestros planes presentes y futuros, desde la comunidad de nuestras familias. Planteamos nuevas formas de pasar más tiempo con nuestros seres queridos, y además es una época especial para los niños, quienes con ilusión esperan cada fin de año para abrir sus regalos, o simplemente pasar el tiempo con sus abuelos comiendo caramelos y tamales.
En lo particular, investigando sobre actividades de ocio que generan unión familiar en estas épocas, los calendarios de Navidad fueron uno de los elementos que vale la pena rescatar.
”Los calendarios de adviento o navideños, tienen una historia que se remonta al siglo XIX“.
Los calendarios de adviento o navideños tienen una historia que se remonta al siglo XIX, época del protestantismo alemán, cuando los niños encendían una vela por cada día del período de Adviento, es decir, desde el domingo de Adviento (este día varía, dependiendo el año), hasta el 24 de diciembre o Nochebuena. Incluso, algunas familias ponían una corona de muérdago con cuatro velas, que iban encendiendo una a una cada domingo antes de la llegada de la Navidad.
En la Historia se menciona que, en 1902, una librería protestante de Hamburgo lanzó al mercado el primer calendario de adviento impreso, gracias a una creación realizada por Gerhard Lang, inspirado en la manualidad que su madre había realizado con 24 cajas de cartón cosido, cuando él era un niño. Lang, quien era pastelero y renunció a este oficio para ser socio de una litografía y empezar a producir calendarios de adviento con dibujos de colores, para recortar y ser pegados de forma individual en cada caja de cartón. Años después, se inicia la tradición de las 24 puertas y 24 sorpresas antes de la llegada de la Navidad. Estos calendarios, a pesar que son ya un componente nostálgico de la Navidad, no dejan de estar vigentes.
Desde elaborarlo en casa, hasta realizar uno con cajas de cartón o madera, la creatividad no tiene límites, y sobre todo cuando los niños en casa participan para realizar el calendario de la dulce espera navideña. En Guatemala, las tarjetas navideñas continúan siendo un detalle simple y hermoso, al momento de llevar unas palabras de cariño y amistad a nuestros seres queridos. Un par de años atrás, dichas tarjetas se lucían en las refrigeradoras o puertas en las casas de nuestros abuelos, y eran motivo de conversación, unas con luces, otras con música y unas simplemente con brillantina. Deseo para todos mucha paz en estas fiestas navideñas y de fin de año, y que la unión familiar sea nuestra piedra angular ante todo. Muchas bendiciones.
