Diana Herrera [email protected]
De acuerdo con Miguel Pastorini, el pensamiento a largo plazo y el bien común deberán ser elementos catalizadores que dominen el tiempo presente ante la incertidumbre. La infodemia ha causado sus diversos impactos en la salud mental de las personas, brindando nuevos desafíos sobre el pensamiento enfocado a la dignidad humana. Pocas veces se ha abordado una lectura reflexiva, sobre el estado actual de la sociedad en donde exista una homogeneidad social de las ideas, con una mirada quizás más honda. Sin embargo, la responsabilidad en épocas de incertidumbre es un principio orientador que ayuda a recuperar la vocación política con humildad y nobleza que debe estar a la altura del tiempo que se vive para hacerse cargo.
Diversos filósofos contemporáneos creen que hay una serie de valores de la modernidad que permanecen, como los fundamentos de los derechos humanos o la comprensión de los valores humanos, que todos respetan, aunque sea teóricamente. El llamado de la responsabilidad ética en pandemia es la capacidad de difundir resiliencia colectiva para emerger fortalecidos ante la adversidad. Se hace un especial llamado al concepto de la resiliencia, que es la capacidad de las personas para afrontar y sobreponerse a las adversidades y salir fortalecido de ellas. Y ahora, los mensajes sobre fortaleza se vuelven más importantes aún, para que las personas establezcan lazos de unión y así aumentar la resiliencia de las sociedades modernas. La resiliencia generativa es el arte de producir ideas y convertilas en lo que a priori percibimos como una amenaza en una posibilidad que abre un nuevo camino.
La resiliencia de las sociedades ante el Covid-19 ha hecho que se tenga una visión de conjunto hacia el bien común.
El pensamiento a largo plazo, junto con el bien común, deberá estar por encima de las miradas estrechas que dominan nuestro tiempo. Es por ello que la resiliencia en tiempo real consiste en entrenarse y conocer nuestra capacidad humana para dar respuestas adecuadas y positivas en el que hacer cotidiano. Hoy en día, el sentido de comunidad toma vital protagonismo, porque la capacidad de dar y recibir afecto es la principal fuente de resiliencia, lo que nos invita a formar y a fortalecer nuestros círculos de empatía.