domingo , 24 noviembre 2024
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Amenazas asimétricas (II)

Dr. Jorge Antonio Ortega G.

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Las amenazas son, por definición, las condiciones que adversan la consecución de los intereses del Estado pero también existen los riesgos, que se diferencian de la amenaza por la capacidad de oposición que manifiestan. Es por ello por lo que el riesgo es cuando se tiene intención o la capacidad de una fuerza antagónica de hacer daño. 

Otra definición de importancia para comprender la óptica de la ponencia son los factores adversos que carecen de actitud desafiante y que adquieren capacidad para contraponerse al Estado, que adoptan el nombre de presiones. Ahora bien, las amenazas asimétricas se visualizan como transnacionales, regionales o globales y las que destacan en el principio de este siglo son el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, el terrorismo, la migración ilegal, el sicariato, el narcoterrorismo, el crimen organizado, el trasiego de armas y la vinculación entre ellos, siendo un fenómeno social de grandes dimensiones las maras o pandillas juveniles distribuidas en la región y con diásporas en América del Norte. 

Esta organización antisocial que mantiene un número indeterminado de miembros en las diversas latitudes de América crece en forma desmedida y que cada día su vinculación con otros factores adversos la van perfilando como una amenaza emergente sin antecedentes en el pasado reciente de la región. Su organización, su sistema de reclutamiento, los mecanismos de extorsiones, sus rituales de iniciación, entrenamiento, armamento, empleo como presión antagónica, vocabulario y símbolos trascienden la esfera de lo doméstico y por sus capacidades hacen en buena medida vulnerable a cualquier Estado de la región en mención, no olvidando sus enclaves en Norteamérica.  En el área en análisis, paradójicamente, en sus extremos existen dos (2) movimientos revolucionarios activos como lo son: El Ejército Zapatista en el extremo Sur de México, y la Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), en la frontera sur del Istmo centroamericano. En la práctica, el resto de los movimientos está inactivo en lo que respecta a las actividades bélicas, pero se mantiene en el plano político como una fuerza de presión a través de alianzas entre partidos y actividades vinculantes de señalamiento, descalificación y confrontación social, que en un trabajo continuo van erosionando el poder instituido y desquebrajando el andamiaje jurídico legal en su beneficio, reivindicando derechos y posiciones ideológicas fuera de contexto. Logrando en sí una fuerza de presión y antagónica. 

En ese orden de ideas, la conexión y articulación de los diferentes grupos de narcotraficantes se ubican a lo largo y ancho del hemisferio occidental como otro paradigma de este nuevo siglo y se alzan como una amenaza asimétrica, por sus características, capacidades, extraterritorialidad y sobre todo su accionar en todos los ámbitos del quehacer humano, haciendo vulnerable la legalidad, legitimidad y permanencia de las instituciones estatales. Esta amenaza asimétrica rebasa con facilidad las capacidades de los estados, que se ven limitados ante las demostraciones de fuerza y medios utilizados para sus actividades de trasiego de la droga. Con mucha facilidad alrededor de esta amenaza se van aglutinando las otras fuerzas antagónicas que hacen de ella una dinámica de impacto hacia la seguridad y defensa de los Intereses y Objetivos Nacionales Permanentes (ONP) de los estados, logrando con ello una erosión sin
precedentes.

La magnitud de esta amenaza se debe a su desmedido crecimiento en una progresión geométrica para algunos analistas, para otros es la capacidad de crecimiento sin parámetros e infiltrando cualquier instancia o institución del quehacer regional, sin respeto a las instituciones, creencias o ideologías. La narcoactividad coexiste en cualquier condición, medio o circunstancia, siempre y cuando sea necesaria para su pervivencia y crecimiento. Lo anterior es producto de su autonomía y su capacidad de adaptabilidad de hecho, una metamorfosis que la hace escurridiza de la fuerza coercitiva de los estados.

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