Leonel Guerra Saravia
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Ahora que salen de vacaciones los niños y jóvenes de sus escuelas
y colegios, es importante que se sigan superando. Los padres de familia debemos hacerles conciencia a los hijos que salir de vacaciones no significa que no hagan algo para superarse; incluso hay orientación sobre pintura, escultura, teatro, deportes etc.
Considero que les puede ser útil otro tema que les explicaré. Las metodologías activas, como las define López (2005), son “un proceso interactivo basado en la comunicación profesor-estudiante, estudiante-estudiante, estudiante-material didáctico y estudiante-medio que potencia la implicación responsable de este último y conlleva la satisfacción y enriquecimiento de docentes y estudiantes”.
A través de la metodología activa, el estudiante aprende de manera
autónoma.
Sin embargo, el uso y la utilidad de los métodos activos no se limita al ámbito de la educación formal, sino que se aplican también y sobre todo en ámbito de la educación no formal, siendo esta metodología la que fundamenta modelos de intervención tales como la animación sociocultural y la educación para el ocio y tiempo libre, tal y como lo demuestra Ventosa y su equipo (2016).
Los métodos activos se suelen definir por oposición a los métodos pasivos o receptivos utilizados tradicionalmente en la enseñanza. Y así, se caracterizan por tres rasgos fundamentales: actividad, participación y autodirección (Ventosa, 2012). Esto se caracteriza en que es una enseñanza centrada en el estudiante. El aprendizaje es concebido como un proceso constructivo y no receptivo.
El aprendizaje es autodirigido. Se trata de promover habilidades que permitan al estudiante juzgar la dificultad de los problemas, detectar si entendieron un texto, saber cuándo utilizar estrategias alternativas para comprender la documentación y saber evaluar su progresión en la adquisición de conocimientos.
El estudiante construye su conocimiento a partir de pautas y lineamientos que da el docente. De tal forma que el estudiante es el responsable de su proceso de aprendizaje (Torres, 2019). Ahora bien, con la metodología activa, el estudiante debe desarrollar habilidades de búsqueda, selección, análisis y evaluación que le permitan construir conocimiento.
A través de la metodología activa, el estudiante aprende de manera autónoma y genera espacios que permiten construir conocimientos a su ritmo, de tal forma que brinde un aporte a la sociedad desde su saber. Es un agente activo en la planificación, desarrollo, adquisición y evaluación de la información.