Juan Antonio Quezada Gaitán
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Existen muchos juicios de valor erróneos y prejuicios acerca de las personas jóvenes: se cree que, aunque muchas veces tengan el nivel académico o la preparación suficiente, son inexpertos, rebeldes, poco serios y no pueden seguir instrucciones, entre otras características que hace que muchos adultos no les tengan la confianza necesaria, dejando a un lado el potencial que ellos tienen para el desarrollo del país. Guatemala es un país joven, de acuerdo con las proyecciones del INE, actualmente hay más de 6 millones de personas entre 13 y 30 años y se prevé que para el 2050 esta cifra siga en aumento; un bono demográfico importante que debe tomarse en cuenta.
Se debe comprender que solo apoyando, respaldando e incluyendo a la juventud en todos los ámbitos del país, principalmente en la toma de decisiones, se logrará que desarrollen su potencial, que puedan aprender de sus errores y que acumulen toda la experiencia necesaria para impactar desde sus espacios. Invertir en la juventud no es un riesgo; por el contrario, es garantizar el desarrollo, la estabilidad y aportar un punto de vista diferente desde su experiencia, lo que repercutirá positivamente en el trabajo que se realiza o en los espacios en donde participa la juventud. Confiar en la juventud y dotarla de las herramientas necesarias de aprendizaje son claves importantes para el futuro, ya que ellos poseen la energía, vitalidad, creatividad y el interés para transformar el mundo. Asimismo, su conocimiento y su fácil acceso y aprendizaje de las nuevas tecnologías son características claves y de importancia en la actualidad.
La inversión en la juventud es el mayor y mejor recurso que tiene un país para lograr su
desarrollo.
En estos tiempos, son muchos los y las jóvenes que luchan cada día y aportan lo mejor de ellos para Guatemala, y esto es posible gracias a las personas que confiaron, vieron la capacidad, compartieron sus conocimientos y creyeron en la juventud, a la que, además, le han dado la oportunidad de seguir aprendiendo. El involucramiento de las juventudes es una responsabilidad de todos y todas, ya que solo de esta manera se logrará mejorar sus condiciones de vida, la de sus familias, de sus comunidades y las del país. Un agradecimiento especial a quienes han confiado y creído en las y los jóvenes.