En el minuto 60, cientos de aficionados abandonaban Old Trafford, avergonzados por la imagen de un Manchester United que fue humillado por el Liverpool en el clásico de Inglaterra y en el que Mohamed Salah demostró ser el mejor futbolista de la Premier League (0-5).
Tres goles para el egipcio, uno para Naby Keita y otro para Diogo Jota, en una aplanadora que pasó por Mánchester y se llevó por delante a los diablos rojos y seguramente a su técnico, un Ole Gunnar Solskjaer al que ya no le quedan argumentos para aguantar en el puesto.Desde la previa se apreciaba que el Liverpool es mucho más equipo que un United que venía de sufrir con el Atalanta y de pinchazos consecutivos en la Premier. Sin embargo, en los clásicos se espera que estas diferencias se acorten y que la adrenalina y la emoción de los propios jugadores igualen lo que el juego previo o los pronósticos cuenta. Pero es que entre el Liverpool y el Manchester United, y más concretamente entre Jürgen Klopp y Ole Gunnar Solskjaer, la diferencia es insalvable. Sobre todo en una tarde en la que la defensa de los diablos rojos es invisible, con un Harry Maguire perdido y evidenciando que los 80 millones de euros que pagaron por él fueron excesivos.