Ingeniero Carmelo Durán
A partir del 31 de agosto 2021, entró en vigor el Decreto 5-2021, Ley para la Simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos, la cual es una excelente oportunidad para que en Guatemala se hagan las gestiones de una forma diferente a como se hace actualmente. Sin embargo, esta gran oportunidad conlleva implícitamente un gran reto: más que aplicar tecnologías de la información y comunicación, es el manejo del cambio.
Las tecnologías digitales no son más que herramientas, las cuales para su implementación es mandatorio aplicarlas estratégicamente, hacer una planificación y alinearlas a la institución para utilizarlas. Las tecnologías de la información y comunicación bien utilizadas son un potencializador, pero no son la panacea por sí mismas.
Frecuentemente se escucha la frase: “Es que la tecnología me atropella”. Quizás no es “la tecnología la que nos atropella”, sino los paradigmas que tenemos los que no nos permiten cambiar con la velocidad que el mundo actual requiere. Este es el reto que tenemos. Antes de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, escuchaba comentarios como los siguientes: Es que siempre se ha hecho así, ¿entonces para qué cambiar? (La zona de confort). Si no hay retorno de la inversión, entonces ¿por qué hacerlo? (Aunque mucho se hable de innovación). Eso es solo para países desarrollados y otras culturas, no para un país como el nuestro. Los anteriores comentarios no son exclusivos de la generación de los Baby Boomers o Generación X, he visto a Millenials que no les gusta el cambio. Tampoco es exclusivo de alguna actividad profesional, ya que al final, todos somos seres humanos, con miedos, sueños y demás. Lo anterior me lleva a que quizás el reto no es tecnológico sino humano. A los seres humanos, nos cuesta cambiar, y solo lo hacemos cuando hay crisis y no queda de otra. Es la oportunidad para que aquellos servidores públicos que trabajan en las áreas de Informática o Tecnología en sus instituciones, ya no únicamente se encarguen de que los servidores, la red interna, los computadores, el internet, funcionen correctamente, sino que empiecen a participar activamente en la definición de la estrategia, en la planificación. Es una oportunidad para que empiecen a ser trabajadores en la Economía del Conocimiento.
¿Por qué esperar a que haya crisis para buscar las ideas funcionales, prácticas, nuevas, innovadoras, creativas?
El punto que me interesa enfatizar y ojalá provoque reflexión en quienes amablemente me leen es: estoy convencido de que tanto las personas, como las instituciones y el país, tenemos en este momento la oportunidad de salir fortalecidos con la Ley 5-2021. Eso sí, siempre y cuando pensemos “fuera de la caja”, dada la “nueva realidad” que la pandemia del coronavirus ha provocado. Si no aprovechamos esta oportunidad para reinventarnos como personas, y reimaginarnos como instituciones, no habremos aprendido. Espero que aquellas instituciones que estaban con la duda de si nube o no nube, si sitio web o no sitio web, entre otras, la crisis los haya hecho reflexionar seriamente que son tiempos de Reimaginarse y Reinventar a los servidores públicos. Eso sí, de una manera formal y estratégica, de tal manera que dichas herramientas potencialicen al negocio.
A lo que intento llegar es: ¿Por qué esperar a que haya crisis para buscar las ideas funcionales, prácticas, nuevas, innovadoras, creativas? ¿Qué tal si no esperamos a que surja un coronavirus Reloaded que nos complique y obligue a entrarle a temas que de otra forma no lo hacemos? ¿Qué tal si le entramos a nuevas tecnologías y formas de pensar que nos permitan dar un salto más grande? ¿Qué tal si enfrentamos a “la nueva realidad” y no esperar a que ella nos gane?
Personalmente tengo dos premisas, sobre las cuales baso mis argumentaciones: Creo que el problema no es tecnológico, es humano. Si no cambiamos de paradigmas, creencias, modelos mentales y demás, la transformación será parcial. Importante, entonces, que reflexionemos haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Soy de las personas que aceptan el cambio o me resisto a él?