Frank Gálvez Locutor y periodista
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Desde junio de este año, la región del lejano oriente ruso y la amplia taiga siberiana han sido afectadas por incendios forestales. Estos han emitido más dióxido de carbono en un par de meses que Alemania en 2018 (según datos de la Union of Concerned Scientists), e incluso el esmog se ha trasladado a miles de kilómetros de distancia hasta llegar al Polo Norte, y durante su trayectoria bloqueó por completo los rayos del sol en diversas partes del globo.
El verano pasado, después de un clima decididamente caluroso y árido, el bloque subpolar en el noreste de Rusia alcanzó los 102 grados Fahrenheit, rompiendo récords y previsiones.
”Todavía no sabemos la milésima parte del uno por ciento de lo que la naturaleza nos ha revelado.“ Albert Einstein
Los científicos atribuyen al cambio climático este aumento de temperatura, siendo la raíz principal del problema. Rusia, en general, se está calentando 2.5 veces más rápido que el resto del planeta. De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, este país puede esperar afrontar eventos climáticos extremos, como incendios forestales, inundaciones u olas de calor intensas. Federico Fierli, experto en composición atmosférica de la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (Eumetsat) indicó que “los incendios en Siberia, como en muchos otros lugares del mundo, están acrecentando en tamaño e intensidad y, aunque se observan con regularidad en esta época del año, su creciente escala es profundamente alarmante”. En este momento, los incendios forestales de Siberia son más medulares que los incendios de esta temporada en Turquía, Grecia, Canadá y Estados Unidos juntos. Expertos luchan diariamente para paliar la crisis del calentamiento global.
Un 16 de marzo de 1972, el expresidente argentino Juan Domingo Perón envió una carta a Kurt Wadhein, entonces secretario general de las Naciones Unidas, donde expresaba: “Ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medioambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección”.
Este discurso caló hondamente ante la Asamblea General, pues gracias a él todos los 18 de octubre se conmemora el Día Mundial de Protección de la Naturaleza, con la misión de concienciar sobre la necesidad de que juntos cuidemos al planeta. Nunca es tarde para cumplir estos deseos de hace casi 50 años.
