Vacunas españolas, una carrera de fondo
Desde el comienzo de la pandemia se vive una contrarreloj para hallar la vacuna contra el Covid-19. Rusia registró la Sputnik V, en agosto de 2020. La desarrollada por Pfizer/BioNtech se hizo realidad en 10 meses. Existen 22 vacunas autorizadas en el mundo. Algunas voces se preguntan por qué España parece ir a la cola. Actualmente, en España, se trabaja en 12 posibles vacunas. Aunque todavía ninguna ha recibido aprobación, entre las más adelantadas se encuentran las lideradas por tres científicos jubilados ad honórem del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Esta vacuna está basada en una versión atenuada del virus Vaccinia.
A principios de agosto, el salto a los ensayos clínicos en humanos de la vacuna de Mariano Esteban y su equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) junto con Biofabri fue aplazado por la Agencia Española del Medicamento, con el objetivo de garantizar su seguridad. Esta vacuna está basada en una versión atenuada del virus Vaccinia, el mismo que se usó para erradicar la viruela, y le sería más fácil que a las vacunas de ARN acceder a las células, con un mecanismo más rápido que las de adenovirus. Vicente Larraga, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, trabaja en una vacuna de ADN recombinante. Una de sus ventajas es que la molécula de ADN es más estable y no requiere ultracongelación; por otra parte, puede reducir los efectos secundarios y es más barata. Ahora estudian la mejor forma de administrarla en humanos.
Una sola dosis por vía intranasal es la apuesta de Luis Enjuanes e Isabel Sola en su laboratorio del CNB-CSIC: un ARN sintético con las mismas características del coronavirus, pero sin capacidad de infectar ni transmitirse. Al ser un modelo nuevo, requiere más tiempo; el equipo de investigadores confía en poder entrar en las fases clínicas a finales de año. Sus puntos fuertes: la dosis de ARN inyectada puede multiplicarse hasta 5 000 veces en el organismo; las personas vacunadas no enferman y tampoco contagian el virus; al ser intranasal, ofrece mayor protección en las vías respiratorias. Y fuera del CSIC, la farmacéutica Hipra avanza con una vacuna basada en proteína recombinante que defendería frente a todas las variantes conocidas y ya ha empezado a reclutar voluntarios para probarla. Esperan tener la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos, en el primer trimestre de 2022. A estas alturas de la pandemia, ¿tiene sentido continuar invirtiendo esfuerzos y recursos en proyectos de este tipo? Los expertos coinciden en la respuesta: la elaboración de nuevas vacunas resulta necesaria para poder llegar a la población mundial.