Dr. Jorge Antonio Ortega
Cómo percibir el futuro en un presente incierto, podría ser la preocupación de la humanidad, debido a la adversidad que se desarrolla frente a nuestra existencia. Las variantes son múltiples, la contaminación persistente, la escasez del líquido vital, el calentamiento global, la agresividad de los fenómenos atmosféricos y otras amenazas que se vislumbran en el panorama mundial, como las confrontaciones y la pandemia que paralizó la actividad humana de forma general.
Las incógnitas deben de resolverse desde la óptica global, gubernamental y personal, debido a que los recursos siempre son escasos y las necesidades se fortalecen en sus demandas por el crecimiento desmedido de la población ¿Hay alguna respuesta integral para la problemática mundial? A simple vista es una encrucijada, pero se puede dar pasos sencillos que resuelvan en buena medida el bienestar del planeta y de los seres vivos en general.
Una medida medular es la educación, es necesario concentrar todos los esfuerzos en una educación universal que parta en derechos y obligaciones del individuo, su responsabilidad con el futuro, el cumplimiento de las medidas hoy de emergencia, para salvar al planeta y heredar un ambiente provisorio para las nuevas
generaciones.
La respuesta esta en la formación de un ciudadano activo que aporte y contribuya al bienestar de la región y al mundo. Que cumpla con su parte de protección al medio ambiente y se involucre en proyectos que permitan salir de la autodestrucción.
¡Es hora de actuar, mañana será tarde!
Solo se requiere de la decisión personal y de la voluntad política de los lideres para iniciar la cultura de prevención ambiental, proteger lo que aún nos queda, mejorar los trenes de aseo, instalación de plantas procesadoras de desechos sólidos, el reciclaje, y renovación del material, pero sobre todo el énfasis recaer en la educación y formación de seres humanos consecuentes de la necesidad de visualizar el futuro del planeta si no colaboran con su preservación. Sin ir tan lejos, se pronostica para la ciudad capital que en el 2030 se va a ahogar en basura y morir de sed, fenómenos inminentes, si no se actúa de inmediato.
Por ser Guatemala un territorio con abundante recurso hídrico, no lo cuidamos, está sujeto a la contaminación permanente y sus cursos se han transformado en basureros y desagües clandestinos; de ejemplo palpable la desembocadura del río Motagua, que transporta toneladas de basura al Caribe y que actualmente está complicando las relaciones con la República de Honduras. En igual forma se puede visualizar el mismo fenómeno en los ríos que desembocan en el océano Pacífico.
Limitar el crecimiento de las fronteras agrícolas frente a las áreas en reserva natural, es de suma importancia. El ordenamiento habitacional va paralelo al uso de la tierra; en fin, es la complejidad del futuro, pero es posible ordenar el crecimiento, limitar, legislar educar, formar, para dar esa respuesta integral a la incertidumbre del futuro.
Se tiene los mecanismos y ejemplos de otras latitudes, que pueden servir de base para mejorar nuestro ambiente, solo se requiere de creatividad, la cual les sobra a los guatemaltecos para sortear los obstáculos del día a día.
Pensar en verde como política permanente, el reutilizar y reciclar, el ser responsable socialmente y con el ambiente, estar consciente que todos hacemos basura, pero lo importante es qué hacemos con ella: la separamos, la vendemos, la transformamos , la reutilizamos, hay alternativas y variantes, que van a permitir despejar las incógnitas de ese futuro incierto y desolador que presentan algunas películas futuristas y predicciones alarmantes, en base a prospectivas de escenarios probables pero no deseables ¡Es hora de actuar, mañana será tarde!
