Una biblioteca es un recinto especial cuyos componentes esenciales son un conjunto de libros y documentos y un lugar cómodo para que los lectores hagan las consultas pertinentes.
La palabra “biblioteca” deriva del griego biblos, que los griegos habían tomado del egipcio, en el que significaba “el interior de la planta de papiro”, según explica Roger Methan, especialista en sistemas de procesamiento de datos.
Las bibliotecas más antiguas no eran propiamente bibliotecas, en el sentido de que no guardaban colecciones de libros, sino conjuntos de tablillas escritas con símbolos cuneiformes.
La escritura cuneiforme es la grafía fonética más antigua. Fue inventada alrededor del 3000 a. C, por los sumerios, en el sur de la Mesopotamia (actual Irak).
“El fundador de la primera gran biblioteca fue Asurbanipal, rey de Asiria”, dice Robert Claiburne, exeditor de libros Time-Life. “Fue una biblioteca de casi 25 000 tabletas de arcilla”.
Los símbolos cuneiformes se plasmaba con un estilete sobre una tableta de arcilla. Pero la escritura jeroglífica de los egipcios se dibujaba con tinta sobre papiro, planta que crece en zonas pantanosas.
Enormes colecciones de documentos en papiro alimentaron la gran biblioteca de Alejandría, que contenía unos 700 000 volúmenes, hasta su destrucción, alrededor del 500 d.C.
El bibliotecario y la bibliotecaria
Para que la biblioteca cumpla su cometido se necesita de una persona capaz de suministrar a los lectores el documento que necesitan, con prontitud y cortesía. Esa persona es una especialista: la bibliotecaria o el bibliotecario.
“El bibliotecario es el profesional que se encarga de administrar, organizar, difundir y brindar los servicios que se ofrecen en una biblioteca”, dice la licenciada Silvia Lemus, bibliotecóloga. “Es un especialista de la información que, con su trabajo, permite que los usuarios puedan acceder de manera fácil y rápida a la información”.
Quien se encarga de una biblioteca no es solamente un custodio eficiente. Se trata más bien de una autoridad en un campo especial.
“Él sabe quién escribió tal cosa en un campo, dónde fue publicado, y el significado del lenguaje específico que para ello se utilizó”, dice Roger Methan, en su obra Information Retrival (Recuperación de Información). “Aparte de elegir y adquirir nuevos libros, tiene que incorporar cada ejemplar adquirido en el sistema; es decir, registrar su entrada.”
Ese trabajo requiere conocimiento minucioso y preciso de un complejo sistema clasificatorio, que es el que permite guardar primero y recuperar después un documento.
“Un sistema de clasificación proporciona un orden en el que pueden guardarse libros y fichas”, explica Methan. Una buena clasificación debe tener un sitio para el nombre o la descripción de todo objeto e idea que se encuentre en el universo”.
La licenciada en bibliotecología Silvia Lemus dice que la profesión del bibliotecario es muy antigua y que “había bibliotecarios al cuidado de colecciones de tablillas de cera o de barro cocido, con escritura cuneiforme en las ciudades de Nínive y Babilonia, de la cultura caldeo asiria”.
“Había bibliotecarios también en las bibliotecas de Pérgamo y Alejandría”, agrega la licenciada Lemus, quien explica que “la primera biblioteca pública de Roma fue fundada en el año 39 a.C. por Asinio Polión, orador, historiador y poeta y, por lo mismo, protector de las letras”.
La biblioteca de la Tipografía Nacional
Una de las bibliotecas más importantes de Guatemala es la de la Tipografía Nacional. “Aquí se protege, cuida, preserva y pone al servicio de lectores, ediciones bibliográficas que se han impreso en nuestros talleres por más de un siglo”, afirma la licenciada en bibliotecología Thelma Mayén, directora de la biblioteca.
“Contiene una importantísima colección de documentos que constituyen Fondos Documentales Históricos que relatan acontecimientos de la vida nacional, tanto desde el punto de vista Institucional como de la ciudadanía, con información sobre diferentes sitios y localidades”, agrega Mayén.
Esta biblioteca está en un proceso de modernización permanente y ya ha incorporado el procesamiento automático de datos a su forma de trabajo.
Mediante Acuerdo Ministerial No. 275-2009, la biblioteca de la Tipografía Nacional fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación.