Ana Sánchez de la Nieta
Revista Nuestro Tiempo
Ahora que vemos la luz, tras los meses duros de la pandemia, hay que reconocer que la industria del cine ha sido uno de los sectores que más han sufrido, aunque no todas las empresas de igual manera.
Estrenos retrasados, rodajes parados, salas cerradas y aforos exiguos han asestado para muchas productoras y distribuidoras la puntilla a una situación que, ya de por sí era crítica. Para una gran parte de la industria del cine, la pandemia ha traído prácticamente la ruina.
Sin embargo, en este negro panorama, hemos visto emerger una batalla entre guerreros fortalecidos, precisamente, por una pandemia que ha encerrado a millones de ciudadanos en sus hogares sin más salida que una pantalla. José María Aresté, director de Decine21 y crítico de la agencia Aceprensa, la ha bautizado como “la guerra del streaming”, en un reciente ensayo publicado por Rialp que lleva por subtítulo El ascenso de Netflix. Cuenta Aresté cómo Netflix (cuando aún era una plataforma novata) sacó partido a dos crisis anteriores al Covid-19. Después del 11S, los estadounidenses, sacudidos todavía por el terror de los atentados a las Torres Gemelas en 2001, se encerraron en sus casas. Ante el temor de ir al cine o a cualquier local susceptible de ser atacado, fue un buen momento para que los videoclubes, que ofrecieron la posibilidad de un ocio seguro, crecieran, y, sobre todo, para Netflix, que entonces ya tenía bastante desarrollado su sistema de envío postal con sus famosos sobres rojos.
Ante el temor de ir al cine o a cualquier local susceptible de ser atacado, fue un buen momento para los videoclubes.
El cliente solo debía dar unos pasos hasta el buzón de su casa. La situación ideal, en definitiva, para unos ciudadanos aterrorizados.
La segunda crisis de la que se benefició Netflix fue la debacle económica de 2008. Las vacas flacas afectan en primer lugar a lo que se presume prescindible. Ir al cine, asistir a un concierto o disfrutar de una función de teatro son privilegios de sociedades opulentas, y cuando estas dejan de serlo, lo primero en lo que recortan es en cultura (decisión que hemos visto también en esta pandemia).
Continuará…