Diego Rivera
Profesor Investigador, Facultad de Ingeniería
Recientemente, la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputadas y Diputados de Chile aprobó la ley que prohíbe dejar basura y fumar en lugares públicos, como playas y ríos, lo que es un avance importante dentro de los esfuerzos que tenemos que realizar para eliminar la contaminación de nuestro ambiente.
Uno de los principales elementos de esta prohibición es que evitará que una cantidad importante de estos residuos (como las colillas de los cigarros), lleguen a nuestro entorno acuático, principalmente porque el filtro de los cigarros está compuesto por acetato de celulosa, que es un residuo plástico.
Todas estas colillas contienen una cantidad importante de sustancias.
Cada año, en el mundo, se fuman alrededor de 6 billones de cigarrillos, 4.5 billones de esos cigarrillos son tirados literalmente hacia el medio ambiente (Araujo y Costa, 2019). Todas estas colillas contienen una cantidad importante de sustancias químicas cancerígenas, como pesticidas y nicotina, que son consumidas por los fumadores. Sin embargo, estas sustancias que están en el cigarro se mantienen también dentro de la colilla del cigarrillo. Así no solamente estamos generando un problema de basura altamente antiestético, que no es biodegradable, además debemos preguntarnos ¿qué es lo que pasa con las sustancias químicas que se desprenden de esta colilla o es que estos elementos químicos simplemente desaparecen y se diluyen en nuestros arroyos, esteros, ríos y océanos? La verdad es que esto no ocurre, y pensar que nuestras aguas superficiales y nuestros océanos son simplemente un vertedero de nuestra basura, es uno de los problemas más graves que tenemos como sociedad.