Patricio Ramírez Azócar
Director Centro de Apoyo al Desempeño Académico
Con estos antecedentes asociados a las edades de mayor riesgo, es evidente el relieve que toman las políticas que pueden ser estimuladas en la comunidad, especialmente, aquellas que podemos realizar dentro de los planteles de educación superior. Si bien en los estudiantes universitarios no hay más riesgo de cometer suicidio que sus pares que no están en la educación superior, la matrícula actual en estas instituciones entrega un escenario propicio para favorecer el cuidado de la salud mental de este grupo y, en específico, prevenir el suicidio en ellos.
Estar atentos a esas alertas implica interesarse por todos.
Es más, el Programa Nacional de Prevención del Suicidio de 2013 incluyó dentro de sus componentes, la implementación de programas preventivos en los establecimientos educacionales como principal estrategia para prevenir el suicidio en niños, niñas y adolescentes, considerando de manera explícita la participación de la comunidad educativa, sean estos estudiantes, sus familias, los docentes y todo el equipo de gestión de los establecimientos.
La prevención completa del suicidio en los entornos educativos debiera contemplar que se estimule un clima protector, tener un amplio programa de prevención de problemas de salud mental, realizar sensibilización y educación sobre el suicidio, detectar estudiantes en riesgo, generar protocolos para el manejo y acciones posteriores a la ayuda, y tener una coordinación con la red de salud para apoyar a los estudiantes y sus entornos cercanos.
La prevención dice relación con estar alertas, como, por ejemplo, a si el estudiante ha buscado formas de quitarse la vida, ha dado mensajes de despedida, se ha hecho lesiones. O señales indirectas, como alejarse de familia y amigos, disminuir su asistencia a clases y su compromiso con las actividades académicas, y un deterioro de su imagen personal.
Estar atentos a esas alertas implica interesarse por todos con quienes se interactúa dentro de la comunidad universitaria, involucrarse activamente, no dudar en activar los protocolos que, por cierto, deben ser lo suficientemente discretos y cuidadosos de la intimidad personal.