Héctor Morales
Oficial de Comunicaciones y Abogacía, Oficina de la Coordinación Residente, ONU Guatemala [email protected]
El Secretario General de la ONU presentó un informe con
recomendaciones para responder a desafíos actuales y futuros.
En las vísperas de la Asamblea General número 76, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, presentó el Informe Nuestra Agenda Común, donde dijo que nos “encontramos en un punto de inflexión en la historia. La pandemia de Covid-19 ha sido una llamada de atención y, con la crisis climática que se avecina, el mundo está ante la mayor prueba de fuego a la que se enfrenta desde la Segunda Guerra Mundial”.
Hizo ver que la humanidad tiene que tomar “una decisión difícil y urgente: retroceder o avanzar”. Se refería a que en la toma de decisiones se tenga en cuenta un futuro que no debe dejar crisis perpetuas sino se avance hacia un futuro mejor, más sostenible y pacífico para las personas y el planeta. El Secretario hizo ver que “Nuestra Agenda Común es una acción pensada para reforzar y acelerar los acuerdos multilaterales, en particular la Agenda 2030, y lograr una diferencia tangible en la vida de las personas”.
El informe está disponible en el sitio Guatemala.un.org en la sección de Publicaciones. El documento incluye recomendaciones sobre cuatro grandes esferas. Se busca renovar la solidaridad entre los pueblos y las generaciones futuras, también el Secretario recomienda llegar a un nuevo contrato social cuyo eje sean los derechos humanos, mejorar la gestión de los bienes comunes globales de importancia crucial y suministrar bienes públicos globales de forma equitativa y sostenible a todas las personas.
Entre los aspectos que destaca el informe está el atacar la ”infodemia“ de la desinformación.
Entre los aspectos que destaca el informe está el atacar la “infodemia” de la desinformación. Se sugiere promover un código mundial de conducta que asegure la integridad de la información
pública.
También el Informe proponer abordar la evasión de impuestos, lavado de dinero y los flujos financieros ilícitos mediante una nueva estructura conjunta sobre integridad financiera. Hay dentro del documento un llamado a revitalizar nuestro pensamiento en torno a los derechos humanos, incluyendo nuestras vidas en línea. Enfatiza la necesidad de lograr la cobertura universal de la protección social, incluida la atención universal de la salud, concretada en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social de 2025. Por supuesto, sigue priorizando poner fin a la violencia en contra de las mujeres y niñas y asegurar su completa y equitativa participación.
Considera que se requiere de un enfoque hacia el futuro, mediante la profundización de la solidaridad con los jóvenes del mundo y las futuras generaciones. Aquellos que heredan las consecuencias de las decisiones que tomamos hoy se encuentran escasamente representados en la toma de decisiones que está fuertemente orientada al corto plazo.
Las propuestas clave incluyen medidas transformadoras en materia de educación, formación profesional y aprendizaje permanente, incluida una Cumbre para la Transformación de la Educación en 2022. También propone un Laboratorio de Futuros para aprovechar al máximo nuestra capacidad sin precedentes para predecir y modelar el impacto de las decisiones políticas a lo largo del tiempo. Contempla el nombramiento de un Enviado Especial para las Generaciones Futuras que sirva de voz para los 10 900 millones de personas que se espera que nazcan en este siglo, así como una Oficina de la Juventud de la ONU.
El Informe explora medidas urgentes para proteger y proporcionar bienes públicos mundiales (alta mar, la atmósfera, la Antártida y el espacio exterior) y bienes públicos mundiales, así como la paz, la seguridad económica y la salud mundial. Se recomiendan medidas inmediatas para un plan de vacunación mundial para la Covid-19 y una mejor integración del sistema financiero mundial con otros procesos de adopción de decisiones mediante una Cumbre Bienal entre el G20, el Consejo Económico y Social (Ecosoc), el Secretario General y los jefes de las instituciones financieras internacionales. Recomienda profundizar el compromiso con los gobiernos locales y regionales, la sociedad civil, los parlamentos y el sector privado.