Las comidas de nuestras mesas, esas que hemos visto preparar a las abuelas y hemos degustado desde niños, son las que llevaremos en la memoria por siempre, porque están cargadas de vivencias familiares y de sabores únicos. Cómo olvidar los aromas de la cocina de casa, esas ollas con guisos y la mesa. Sí, la mesa donde se disfrutaba de esos apetecibles manjares, de la convivencia y los comentarios perfilaban a pocas voces, para dejar en claro que la comida servida en casa era inigualable en el vecindario.
El patrimonio cultural gastronómico guatemalteco nos identifica, hace única a nuestra propuesta alimentaria de la del resto del mundo. Es la esencia que va más allá de alimentarnos, porque da pertenencia. De manera que la apreciamos y distinguimos sus comienzos, desde la cocina ancestral, la cocina de ida y vuelta a través de los aportes de España al Nuevo Mundo y de América al Viejo Mundo para crear, recrear y enriquecer la cocina sincrética, hasta llegar a la nueva cocina guatemalteca. Ha sido un largo recorrido, siguen estando presentes las comidas, los saberes culinarios dentro del contexto histórico e ingredientes como el maíz adaptado a infinidad de comidas, bebidas y tradiciones alrededor del mismo. Desde un elote cocido o asado, tamales, recados como el pinol, o un atol; pero la lista sigue. Los cultivos van más allá del maíz, para cumplir con la dieta del guatemalteco acostumbrado al frijol, las verduras, las hierbas, frutas y demás.
El patrimonio cultural gastronómico guatemalteco nos identifica, hace única a nuestra propuesta alimentaria de la del resto del mundo.
Los ingredientes son esenciales, pero las recetas son las que rigen los pasos a seguir en las preparaciones, por lo cual se deben de mantener. Por tanto, su resguardo se da por medio de los recetarios, como los recetarios antiguos, tesoros que documentan la historia, para mostrarnos los inicios. A su vez, son valiosos los recetarios modernos e incluso permiten comparar la evolución de las recetas. Además está la transmisión oral, relevante, para que sea la mamá quien le enseñe a sus hijos a preparar las recetas, para mantener vivas las tradiciones familiares.
Los platillos característicos son diversos, pero refieren a una técnica afín con los mismos, como el recado, para lo cual reúne una serie de pasos que están presentes en diversos recados o comidas con salsas. El mencionar uno solo es dejar atrás a tantos otros, igualmente representativos y deliciosos. Eso sí, además de cumplir con ciertos pasos, como en el asado o tostado de sus ingredientes, para ser posteriormente molidos e integrados al caldo, donde se cocinan las carnes y los vegetales, y ser así espesados con el ingrediente requerido y condimentado o perfumarlo con alguna hierba aromática, como el culantro. Es una comida abundante, sustanciosa y aromática, la que combina con tamalitos o tortillas y, para los gustos más exigentes, chile extra para terminar de darle el sabor esperado. Sin más, ¡disfrutemos de la riqueza de nuestra gastronomía!