Esther Lasheras
Investigadora del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente de la Universidad de Navarra.
Más allá del evidente riesgo para la población que supone una erupción volcánica, la salida del magma a la superficie terrestre tiene implicaciones en la biodiversidad que van mucho más allá del riesgo geológico en sí.
Pongamos un ejemplo reciente; todos recordamos, hace ya 11 años, la erupción de un impronunciable volcán en Islandia, el Eyjafjallajökull, que produjo una afección notable en el tráfico aéreo de toda Europa debido a la formación de nubes de cenizas y gases que se extendieron por el continente.
Pues bien, aparte de las pérdidas económicas que supuso en el tráfico aéreo, turismo, comercio o industria local, el depósito de las cenizas en tierra produjo la contaminación de los acuíferos (especialmente por flúor) y una rápida proliferación de plancton en el océano. Sin embargo, pese a los tremendos efectos que causó, la erupción del Eyjafjallajökull puede considerarse, de hecho, pequeña en cuanto a volumen de magma si la comparamos con las ingentes salidas de este material que tienen lugar cuando se emplazan las denominadas “grandes provincias ígneas” (GPI).
Estas GPI se forman por la acumulación de rocas ígneas procedentes de inmensas plumas mantélicas.
Estas GPI se forman por la acumulación de rocas ígneas procedentes de inmensas plumas mantélicas que emiten una extraordinaria cantidad de magma a la superficie, generando vastas extensiones donde los basaltos (magmas mantélicos muy básicos) se disponen formando grandes mesetas submarinas, cuando se emplazan en corteza oceánica o grandes mesetas en corteza continental, como en el caso de los basaltos del Deccan (India), los “trapps” siberianos o los basaltos de plataforma en el río Columbia (EE. UU.).
Dado que ninguno de nuestros antecesores homínidos ha coexistido nunca con la salida de tan colosal cantidad de magma, no tenemos datos acerca de qué ocurriría con los humanos en esa situación.
Sin embargo, es fácil vaticinar que sería algo catastrófico que dejaría el actual (y terrible) cambio climático que estamos sufriendo en un detalle casi anecdótico.
Continuará…