Las velas de colores, el calor del fuego y el olor a incienso marcan las prácticas ancestrales de los pueblos originarios de Guatemala. El tun y la chirimía nos hacen recordar que cada 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, instituido para hacer conciencia sobre el valor de la igualdad y la equidad en la sociedad.
Dulce María Vásquez, titular de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo en Guatemala (Codisra), indica que dicha fecha busca propiciar el fortalecimiento de las políticas públicas en favor de la inclusión social, el respeto a la diversidad cultural y la erradicación de la discriminación.
Añade, con mucha satisfacción, que este año no se ha presentado ningún caso específico por discriminación, aunque aclara que en Codisra brindan asesoramiento para quienes consideren que les han vulnerado sus derechos. “Se recibe la denuncia y se le da acompañamiento para presentar la querella ante el Ministerio Público (MP)”, puntualiza.
En el país
En Guatemala se instituyó el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, por medio del Decreto 24-2006, con el objetivo de luchar contra la discriminación y lograr el respeto a las tradiciones de los pueblos originarios y a su condición de ciudadanos.
Por ello, el Plan Nacional de Innovación y Desarrollo del gobierno del Presidente Alejandro Giammattei promueve las condiciones políticas, económicas y sociales para la integración de los pueblos indígenas a la vida nacional en todas sus manifestaciones, de acuerdo al pilar de Gobernabilidad y Seguridad en Desarrollo.
De esa cuenta, esta fecha es un espacio de diálogo para abordar la situación de los pueblos indígenas, los avances y limitaciones en educación, salud, participación política y derechos, entre otros.
Mantienen una cultura profundamente ritualista.
La figura femenina también resalta en los rituales heredados de generación en generación.
Los ritos mayas quedaron cimentados en nuestra identidad.
En las ceremonias usualmente se invoca a los abuelos, para recibir bendiciones.
Los sacerdotes escenifican y transfieren los valores a los más jóvenes.
El amarillo representa el Sur y forma parte de los colores sagrados.
Sus representaciones expresan los vínculos entre el hombre, la naturaleza y el cosmos.