Rebeca Arias Flores
Coordinadora Residente [email protected]
Un contrato social es un acuerdo no escrito que las sociedades hacen para cooperar con su desarrollo socioeconómico. En muchos países, las poblaciones indígenas han sido marginadas de las actividades políticas y económicas, nunca fueron incluidas en ningún contrato social.
Durante los últimos años y décadas, varias sociedades han tratado de abordar este problema, incluso a través de muestras de arrepentimiento por lo que en el inicio se les hizo, esfuerzos por la verdad y la reconciliación, reformas legislativas, así como reformas constitucionales. Mientras que, a nivel internacional, estos esfuerzos han incluido la adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la creación de órganos asesores como el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas.
A pesar de la existencia de instrumentos internacionales para responder a estas desigualdades, no todos se suman al esfuerzo colectivo para garantizar que nadie sea dejado atrás. Es necesaria la construcción y el rediseño de un nuevo contrato social como expresión de cooperación por el interés social y el bien común de la humanidad y la naturaleza.
Los pueblos indígenas deben formar parte del diseño y de la implementación de un nuevo contrato social.
En la sede de la ONU se propone un nuevo contrato social basado en una auténtica participación y asociación que fomente la igualdad de oportunidades y respete los derechos, la dignidad y las libertades de todos. Y ello pasa por el derecho de los pueblos indígenas a participar en la adopción de decisiones, un componente clave para lograr la reconciliación entre los indígenas y los Estados.
Recordemos que más del 70 por ciento de la población mundial vive en países con una creciente desigualdad de ingresos y riqueza, incluidos los pueblos indígenas que ya se enfrentan a altas tasas de pobreza y graves desventajas socioeconómicas. Los altos niveles de desigualdad están generalmente asociados con la inestabilidad institucional, la corrupción, las crisis financieras, el aumento de la delincuencia y la falta de acceso a los servicios de justicia, educación y salud. Para los pueblos indígenas, la pobreza y las grandes desigualdades tienden a generar tensiones y conflictos sociales.
La erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones y la reducción de las desigualdades están en el centro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La sociedad, no solo los gobiernos sino también los grupos sociales, los pueblos indígenas, las mujeres, la academia y los científicos tienen un papel que desempeñar en la construcción y el rediseño de un nuevo contrato social que sirva a los intereses de “Nosotros, los pueblos” como indica la Carta de las Naciones Unidas.
La pandemia de Covid-19 arrojó luz sobre los efectos de las crecientes desigualdades y promovió la discusión sobre la urgente necesidad de repensar un nuevo contrato social. Un nuevo sentido común que funcionará para todos los pueblos y el planeta. Actualmente existe una oportunidad única para reconstruir un mundo más igualitario y sostenible, basado en una participación y asociaciones genuinas e inclusivas que fomentan la igualdad de oportunidades para todos y respeta los derechos, la dignidad y las libertades de todos.
Para los pueblos indígenas, afectados de manera desproporcionada por el Covid-19 en todo el mundo, sus voces deben ser escuchadas e incluidas en los planes para reconstruir mejor y repensar los contratos sociales, obteniendo su consentimiento previo, libre e informado, e incluir los derechos colectivos e individuales de pueblos indígenas reconocidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
En nuestro Marco de Cooperación de Naciones Unidas con Guatemala 2020-2025, estamos impulsando acciones que aseguren la inclusión de las poblaciones indígenas en todos los ámbitos: económico, social, institucional, político y medioambiental. Este 9 de agosto tenemos un foro con la Universidad Maya Kaqchikel. Les invitamos a unirse a esa actividad a través de nuestras redes sociales.