Haití celebró ayer una misa en la Catedral de Cap-Haitien, por la muerte del presidente Jovenel Möise, asesinado el pasado 7 de julio, pero la homilía se vio perturbada en varias ocasiones por personas que exigían justicia.
A lo largo de la ceremonia hubo varios momentos en los que se rompió la paz del templo, porque los manifestantes proferían gritos pidiendo justicia para Möise.
Las primeras filas fueron ocupadas por autoridades locales, como la alcaldesa Yvrose Pierre, quienes participaron sin inmutarse por las constantes interrupciones.
15
días han transcurrido desde el asesinato del presidente.
Los partidarios más acérrimos de Möise no quieren que se celebre su funeral, previsto para el viernes, hasta que no estén muertos sus asesinos.
Muchos de los asistentes vestían camisetas con fotografías serigrafiadas del presidente sobre fondo blanco, un color que en Haití también se usa como señal de duelo.
Está previsto que el funeral se celebre en la residencia de la familia, en las afueras de Cap-Haitien, la ciudad más importante del norte del país.
Haití. EFE.