Leonel Guerra Saravia
Antes de todo, se debe enseñar qué es gobernanza. El término gobernanza se usa desde la década de 1990 para designar la eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del Estado, que proporciona buena parte de su legitimidad en lo que a veces se define como una “nueva forma de gobernar”, en la globalización del mundo posterior a la caída del muro de Berlín (1989). También se utiliza el término gobierno relacional y, en muchas ocasiones, la palabra gobernación. Sobre todo se emplea en términos económicos, pero también sociales o de funcionamiento institucional; esencialmente, la interacción entre sus distintos niveles, sobre todo cuando se producen grandes cesiones competenciales hacia arriba y hacia abajo. También, y muy especialmente, la forma de interacción de las administraciones públicas con el mercado y las organizaciones privadas o de la denominada sociedad civil, que no obedecen a una subordinación jerárquica, sino a una integración en red, en lo que se ha denominado “redes de interacción público-privado-civil a lo largo del eje local/global. Entendemos por gobernabilidad la capacidad institucional de la autoridad para conducir al cumplimiento de la política, definida en coherencia con metas nacionales.
Es momento que todos cumplamos y participemos con la buena gobernanza.
La gobernanza se define como “las interacciones y acuerdos entre gobernantes y gobernados, para generar oportunidades y solucionar los problemas de los ciudadanos, y para construir las instituciones y normas necesarias para generar esos cambios”.
Es decir que la gobernanza implica que las personas puedan participar en las decisiones que les aseguran una vida digna. Con el propósito de propiciar una cultura de rendición de cuentas y prevención de la corrupción en el aparato estatal, dio inicio la segunda cohorte del diplomado Buena Gobernanza para una Cultura de Transparencia. La iniciativa la promueven la Comisión Presidencial contra la Corrupción, el Organismo Judicial, el Ministerio Público y la Contraloría General de Cuentas, con el apoyo de la Agencia para Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala. Para comprender mejor a los guatemaltecos, nos están dando la oportunidad de ayudar a gobernar, siempre que cumplamos con obedecer lo que nos manda la Constitución de la República de Guatemala.