Londres, EFE.-
El serbio Novak Djokovic ya está a solo un paso de ser el tenista con más Grand
Slam junto a Roger Federer y Rafael Nadal. Solo una victoria le separa de
igualarse en el olimpo después de domar al canadiense Denis Shapovalov por 7-6
(3), 7-5 y 7-5.
El de Belgrado disputará la séptima final de su carrera en el All England Club,
en búsqueda del sexto título. Solo Andy Murray impidió que se alzara campeón en
2013. El resto, todos títulos, incluidas las 2 últimas ediciones y los últimos
20 partidos, la mejor racha de su carrera en Wimbledon.
Se ha ganado el derecho para pelear por su vigésimo Grande después de otra
actuación espléndida contra un Shapovalov incapaz de convertir sus
oportunidades. El canadiense amagó con poner en problemas a Djokovic, que no
pierde un set desde la primera ronda, pero se encogió en cada ocasión.
Llegó a servir para llevarse el primer parcial y con 5-4 30-30 erró una derecha
muy fácil a media pista. Ahí se le vieron las costuras a un Shapovalov que tiró
en ese fallo medio partido. Condenado a no sellar el parcial, lo terminó
entregando en el desempate, pero las cosas no mejoraron en el segundo set.
Por su cabeza aún rondaba el fallo y la mano le temblaba cuando podía entrar a
matar. En 2 saques seguidos de Djokovic dispuso de cinco pelotas de quiebre,
incluyendo un 0-40. No convirtió ninguna.
A la primera que tuvo Djokovic, el set se fue a Serbia con una doble falta
deslucida de Shapovalov. Fue la constante en un partido en el que Djokovic sacó
el modo defensivo para desarbolar al canadiense, que necesitaba el partido de
su vida para salir vencedor de sus primeras semifinales de un Grand Slam. Fuera
la presión o los nervios, Shapovalov no salió derrotado del vestuario, pero se
fue achicando cada vez que pudo hacer historia.
Sus 36 errores no forzados tampoco ayudaron a inclinar a un Djokovic que ya se
siente el mejor. A 2 días de igualar el mejor récord de la historia del tenis,
su confianza en la pista está a niveles máximos. En ninguna de sus victorias en
la Catedral se le vio con el pecho más hinchado. Ni siquiera una grada
permanentemente en contra lo aplaca.
Está dispuesto a ser leyenda y ya solo Matteo Berrettini lo separa de Nadal y
Federer.