Colores, ilustraciones vivaces y un mar de letras para niños y jóvenes.
Durante varios años, las escritoras guatemaltecas Gloria Hernández y Frieda Morales Barco recopilaron la vasta obra de cientos de poetas de América Latina. De esas horas de trabajo nacieron los títulos de poesía para la niñez: Cuatro patitos, Corazón de poesía, Tito mapache, Farolito chino, Tragamares, Con real y medio y Un pueblo de antes. La editorial Magna Terra realizó la curaduría editorial.
Debido a la pandemia, el proyecto caminó lentamente; sin embargo, meses después, se presentó un proyecto de coedición con el Ministerio de Cultura y Deportes, en coordinación con Editorial Cultura, el cual dio sus frutos al concretarse la edición de esta antología, que será presentada oficialmente en julio, según citan de parte de Magna Terra.
Antología poética para los más pequeños
Alrededor de 80 poetas guatemaltecos de todas las épocas regalan en esta colección letras intensas y la belleza de sus ilustraciones.
Entre ellos, Juan José Arévalo, Matilde Montoya, Angelina Acuña, Margarita Carrera, Luis Alfredo Arango, Miguel Ángel Asturias, José Batres Montúfar, Rafael Arévalo Martínez, y otros más.
Las compiladoras rescataron alrededor de 27 poemas que abrevian de la tradición popular en español. También, más de 50 poetas de Latinoamérica y España acompañan con sus versos. Entre los más conocidos: Amado Nervo, Miguel de Unamuno, Juan Goytisolo, Pablo Neruda, José Coronel Urtecho, Antonio Machado, Rafael Alberti, Gabriela Mistral y Federico García Lorca.
“Editar esta colección significó para Magna Terra reafirmar aquella idea de Julio Cortázar, que la esperanza es la vida defendiéndose: regar luz ante las tinieblas que ha significado la pandemia. Quizás vale hacerse una pregunta, al seguir al poeta Jaime Sabines: ¿Qué puede decir la poesía hoy? Lo dijo en su momento: La poesía sirve para ayudar a las gentes que se ponen a contemplar este mundo destruido”, expresó el poeta, escritor y editor Gerardo Guinea Diez.
De algún modo, agrega Guinea, la Colección Bicentenario de Poesía Infantil sea la locura de los poetas y el frenesí de una flor abriéndose a la luz. “También hay que observar a los editores de esta en el vaivén de perder o ganar. Preocupados, confían en resistir. Todos los que nos dedicamos a los libros eso hacemos, día a día”.