David Contreras López
La noticia sobre la expansión de una enfermedad altamente contagiosa, que alertó y preocupó al mundo a finales de 2019, fue el comienzo de muchos cambios que hasta hoy se han experimentado en varias áreas del desarrollo, especialmente en el campo educativo. Al principio de la pandemia, asumimos que las y los alumnos estaban listos para este cambio, pues ellos tenían un mejor conocimiento y manejo de las nuevas tecnologías que los adultos; sin embargo, la mayoría de ellos conocían más de juegos interactivos, redes sociales y el uso de varias aplicaciones no educativas. Otra sorpresa fue que el claustro de maestros tampoco estaba preparado para reacondicionar todo el sistema educativo, público y privado, al famoso “sistema virtual”. Aunado a lo anterior, tuvieron que desarrollar nuevas metodologías de trabajo y enfrentarse a las dificultades de los alumnos a este nuevo sistema.
Para los padres y madres de familia también ha significado un reto de grandes dimensiones, pues no teníamos la costumbre de tener a los jóvenes en casa tanto tiempo y frente a una computadora por largas horas. Uno de los aspectos más preocupantes de esta nueva normalidad es que esta metodología ha provocado la deserción escolar en la juventud, y muchos de ellos ya no se han interesado por la educación formal y han volcado su mirada a otro tipo de acciones.
La pandemia trajo consigo retos enormes, entre ellos para la educación en Guatemala. ¡Animo Guate, tú lo vales!
Es por ello la importancia de promover desde casa los valores, las virtudes, el ejercicio de las buenas acciones, la equidad, la amistad, el respeto, la caridad, la tolerancia y el amor al país, entre otras virtudes que contribuirán no solo al desarrollo de cada joven, sino del país en su conjunto. Debemos entender que, aunque el traslado de valores no sea una materia que deban ganar, es parte de la formación que los padres y madres debemos enseñar a los nuevos ciudadanos. La pandemia nos enseñó que educar es una responsabilidad no sólo de los maestros y maestras, sino de todos y todas, desde casa debemos trasladar a las juventudes virtudes para desarrollen características de importancia para sus vidas.