Pablo Allard Serrano
Facultad de Arquitectura y Arte
Santiago de Chile ya tiene su primer gobernador metropolitano democráticamente electo. Si bien los dos candidatos que llegaron a la segunda vuelta evidenciaron las pocas atribuciones y recursos con que contará, el fragor de la campaña y el simbolismo del cargo dan cuenta del peso político que tendrá esta nueva autoridad.
A diferencia del delegado presidencial o los secretarios regionales ministeriales nombrados por el gobierno de turno, que sí tendrán recursos y capacidad ejecutiva para implementar planes y proyectos, la nueva autoridad metropolitana contará con una legitimidad (avalada en los votos), que no pasará inadvertida. Desafíos como apoyar a las autoridades sanitarias en la coordinación de cuarentenas, vacunaciones y medidas para superar la crisis sanitaria; fomentar la recuperación del empleo, educación y comercio, severamente afectados por la pandemia; participar en la reconstrucción de los centros urbanos y sus espacios públicos, barrios y patrimonio gravemente destruidos por la violencia urbana del estallido, avanzando además en la desarticulación de la narcoviolencia, que ha infestado a barrios y poblaciones. Por otro lado, quedará a cargo de la planificación territorial que garantice el acceso a suelo para enfrentar la crisis de vivienda, campamentos y hacinamiento que vive nuestra capital; velando por el equilibrio ambiental en una ciudad que enfrentará una escasez hídrica sin precedentes. También estará a cargo de la planificación y coordinación del transporte, incluyendo las nuevas líneas del metro, la red de superficie y actualizar el proyecto Nueva Alameda Providencia, extender redes de ciclovías y movilidad activa.
Otro aspecto clave será recuperar los barrios.
Otro aspecto clave será recuperar los barrios de nuestra capital con equipamiento, plazas activas e infraestructura social, de manera de hacerlos más autosuficientes y resilientes, potenciando a las organizaciones de base y el comercio local, a las pymes e instituciones comunitarias; y, tal vez, lo más importante: fortalecer la cohesión social, el sentido de comunidad y autocuidado. Finalmente, la región será anfitriona de los Juegos Panamericanos y Para panamericanos de 2023, los que serán clave para una generación de atletas que no podrán brillar en los Olimpicos de Tokio por culpa de la pandemia. Pese a las limitaciones, una de las novedades de este cargo-bisagra será la institución del Consejo de Alcaldes, que será presidido por el gobernador y permitirá coordinar y salvar la fragmentación territorial de la región, de manera que la voz de los territorios sea escuchada, se articulen alianzas entre municipios para enfrentar desafíos comunes, y así abogar hacia una autoridad metropolitana con más competencias. Para lograr esto, más que recursos, experiencia, audacia o juventud, Claudio Orrego tendrá que demostrar una gran capacidad de diálogo, articulación, y sobre todo amor por su ciudad y conciudadanos.