Frank Gálvez
Locutor y periodista
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Las redes sociales en teléfonos, tablets y laptops se han convertido en algo indispensable, debido a la época que vive actualmente la humanidad. Tan significativas son, que muchos preferimos perder la vista por estar viendo una pantalla todo el bendito día, que poner atención a la vida que nos rodea. Pero ¿qué pasa si se nos aleja de esas ventanas al mundo?, nos da ansiedad, depresión y nos invade una necesidad imperante de estar conectados. Esto se conoce con el acrónimo de FOMO o Fear of Missing Out: el miedo a perdernos todo aquello que pasa a nuestro alrededor, por no estar conectados constantemente. Efecto directo de este trastorno es que una ojeada a las redes sociales nos hace creer que todos están mejor que nosotros, o que obtener muchos likes es sinónimo de éxito. Y aplica también en cuestiones cotidianas, cuando nos planteamos: ¿Acaso puedo ser feliz si no tengo eso que tienen los demás? La respuesta a esta cuestión convierte al FOMO en un accesorio para la desdicha.
Contrarrestar al FOMO es darnos la oportunidad de vivir el hoy. Como individuos tenemos objetivos diferentes, en diferentes etapas. Preocuparnos obsesivamente por el futuro no va a cambiar nada al respecto, y como consecuencia nos roba la paz en el presente. Un buen ejercicio es compararnos activamente con quien eramos ayer, no con quien somos ahora. Esto realmente ayuda a que aceptemos nuestro progreso como seres humanos. Si nos concentramos en dónde estamos en este momento, apreciándonos como el actor principal de nuestra existencia, esos sentimientos de FOMO desaparecerán, dándole lugar a otro fenómeno sociológico llamado JOMO (siglas de Joy of Missing Out), o sea: disfrutar de lo que hacemos en cada momento, sin estar pendientes de lo que hacen los demás. Renunciar a las incertidumbres, para vivir un día a la vez.
”Él ahora es la envidia de todos los muertos.“ Don Hertzfeldt
El arte de dejar ir se basa en aceptar que “No hay nada a qué aferrarse”. Todo cambia, todo el tiempo. El miedo de perder oportunidades o sentir que deberíamos ser alguien más, proviene de temores aún más profundos, lo cual lleva a que tratemos con indecisión todo lo personal (relaciones, obligaciones, promesas) creando una suerte de gato de Schrödinger mental: mientras no hagamos algo al respecto, cumplimos y fallamos al mismo tiempo. La mejor forma de corregir esto es tomar decisiones y respaldarlas con nuestras acciones, demostrando pasión en cada labor realizada. Que no te defina lo digital. Ámate por quien eres y sé feliz por quien es el prójimo. Sé la diferencia.