Una historia detrás de los barriletes gigantes de Sumpango.
Con sus diferentes estilos, colorido y tamaños, los barriletes de Sumpango son una verdadera obra de arte, que la Dirección General de Correos y Telégrafos de Guatemala (DGCYT) decidió apoyar para que sean exhibidos dentro de sus instalaciones, con el fin de promover el arte y cultura guatemaltecos.
Tz ‘Ununn, Mensajero del Tiempo es el nombre de la exposición fotográfica y de barriletes gigantes que se realiza en el palacio de Correos. Esto, en el marco del Bicentenario de Independencia de Guatemala. La DGCyT dio a conocer que la exposición estará abierta al público en general, sin ningún costo, del 12 de mayo al 4 de junio del presente año. En ella se exhiben 9 barriletes de 3 metros y 6 de 1 metro. “En este tiempo de pandemia, no debemos sentirnos aprisionados. Tenemos muchas actividades artísticas y culturales que podemos realizar aún en esta situación. El arte no debe morir”, expresó Julio Asturias, presidente del Comité de Barriletes de Sumpango.
Diseños representativos
De acuerdo con Asturias, cada barrilete fue elaborado con un estilo único y mensaje representativo, uno de los barriletes exhibidos representa a la mujer.
“Está representando a una mujer joven, que en la actualidad se había relegado su espacio dentro de la sociedad, pero, actualmente ya está cobrando ese auge de tener un espacio dentro de la sociedad”, señaló.
Asimismo, se encuentra un barrilete que rinde homenaje a las víctimas del Covid-19, añadió Asturias.
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son los barriletes gigantes que se exhiben en el edificio de Correos.
“Es en homenaje a las víctimas del Covid-19 que fallecieron. En este caso, representando a médicos, enfermeras y todas las personas que ayudan a que el virus no se extienda. El barrilete representa a un bailador con una máscara tradicional, que asemeja a una mascarilla”.
Una tradición llena de color
Según la tradición oral, el cementerio de Sumpango, Sacatepéquez, se llenaba de espíritus malignos. Ante esta situación, los vecinos acudieron a sus ancianos, quienes les recomendaron colocar trozos de papel que, al chocar con el viento, crearán un sonido capaz de ahuyentar a los intrusos.
Así es como, cada 1 de noviembre, ese municipio se convierte en la pista desde la que se elevan enormes y coloridas piezas que simbólicamente conectan a las familias con sus parientes fallecidos.