Pablo Salazar Canelos
Representante de País de UNFPA
Todos los días, en todos los rincones del mundo, las parteras salvan las vidas de mujeres y bebés, y promueven la salud y el bienestar de comunidades enteras. Merecen nuestro respeto y gratitud, pero eso no es suficiente. Las parteras merecen una mayor inversión en sus capacidades, además de lugares de trabajo que las empoderen y reconozcan plenamente sus habilidades y contribuciones.
En este, el Día Internacional de la Partera, honramos la extraordinaria contribución de ellas a la humanidad y visibilizar el cúmulo cada vez mayor de datos y evidencia disponible para aumentar las inversiones en la partería como un componente esencial de la atención de la salud. Las parteras son un personal de salud con educación superior, formadas para atender de manera especializada a las mujeres no solo durante el parto sino a lo largo de su vida reproductiva.
La edición más reciente del informe El Estado de las Parteras en el Mundo, lanzado a inicios de mayo por UNFPA, la Organización Mundial de la Salud y la Confederación Internacional de Parteras, estima que, si aumentamos el número de parteras y mejoramos la calidad de la atención que ofrecen, salvaríamos 4.3 millones de vidas al año para 2035. Si se lograra una cobertura universal de las intervenciones de partería para 2035, se evitaría el 67 por ciento de las muertes maternas. Para alcanzar esos logros, las parteras deben recibir mejor educación y capacitación, además de contar con una regulación integral y de mayor colaboración en sus lugares de trabajo.
Deben jugar un papel más importante en materia de liderazgo y dirección profesionales, y contar con un margen de acción más amplio de modo que puedan usar su experiencia única para impulsar avances en los ámbitos de las políticas sanitarias y la prestación de servicios. Las parteras a menudo trabajan bajo circunstancias extraordinarias. Pueden caminar kilómetros para llegar a las mujeres o hacer espacio en sus propios hogares para ayudarles a dar a luz de manera segura. Han enfrentado una mayor presión durante la pandemia de Covid-19, que ha aumentado las desigualdades en sus lugares de trabajo.
Es momento de promover la salud, el bienestar y que ninguna mujer muera al dar vida.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social impulsa el proceso de formación e incorporación de parteras profesionales a los servicios de salud, con apoyo de UNFPA, USAID y del Sistema de las Naciones Unidas, reconociendo la urgencia que tiene el país de contar con personal calificado que comprende la realidad local de las comunidades y comparte características culturales e idioma con las mujeres rurales e indígenas que atenderán, en los departamentos que reportan mayor número de muertes maternas.
En alianza con la Universidad Da Vinci, 16 técnicas universitarias en Partería se han graduado en la sede de Huehuetenango, y están listas para iniciar el importante trabajo de tender puentes entre los servicios de salud y las mujeres, vinculándose con las comadronas y con el personal de salud y el Programa de Salud Reproductiva. Esto se suma al esfuerzo de sociedad civil que también vienen contribuyendo a la formación de parteras.
En Guatemala, durante 2016 a 2018, se registraron 1,351 muertes maternas; entre ellas, 5 niñas menores de 15 años. Hoy sabemos que 99% de las muertes maternas es prevenible, si las mujeres tienen acceso a servicios de atención con personal calificado, cuentan con medios para acceder a servicios con capacidad de resolver las complicaciones obstétricas y con una organización comunitaria fuerte, centrada en salvar vidas y promover bienestar para las mujeres.
Durante la actual crisis sanitaria mundial, el Covid-19 propaga el sufrimiento humano, desestabilizando la economía mundial y cambiando las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo.