Un Chelsea muy superior apea al Madrid del sueño de la decimocuarta.
El Real Madrid despertó de manera brusca de su sueño europeo en una fría noche londinense, y deberá esperar otro año para levantar la decimocuarta, después de que el Chelsea lo superó con tanta rotundidad (2-0) que el marcador casi se quedó corto.
Un gol de cabeza de Timo Werner, no siempre acertado pero indetectable para la defensa blanca, y otro de la joya inglesa Mason Mount, mandaron al Chelsea a un escenario que no pisa desde 2012, cuando ganó en los penales contra el Bayern Múnich.
Allí lo espera ya el Manchester City de Pep Guardiola. Habrá final inglesa, una nueva muestra de la hegemonía europea de los clubes de la Premier.
El Real Madrid, por su lado, deberá concentrar lo que le quede de sus energías en conquistar una Liga española que todavía tiene al alcance de su mano. Los dos equipos salieron al césped de Stamford Bridge, empapado luego de una tromba de agua justo antes de empezar el partido, con ideas opuestas.
“¡Posesión larga!”, gritaba a sus compañeros Sergio Ramos, recuperado para la causa justo a tiempo de disputar el trascendental encuentro. El plan de los ingleses era otro: presión asfixiante, ataques verticales, movilidad constante.
El resultado de la ida, 1-1, no era portador de buenos augurios para unas semifinales europeas del Real Madrid. Fue el marcador que se llevó del Bernabéu a la vuelta en 1988 a Eindhoven, donde el PSV frustró la que todavía se recuerda como la gran oportunidad perdida de la Quinta del Buitre, y el preludio a la humillación (5-0) a la que le sometió el Milan en San Siro, un año más tarde.
A la hora de la verdad, Zinedine Zidane recurrió a la veteranía y presentó el segundo once titular de mayor edad del Real Madrid en la Champions (29 años y 237 días). Obligado también por las bajas, recuperó a tiempo a Ramos y trató de sorprender con una variación táctica: defensa de 3 centrales, para darle a Vinicius toda la banda derecha y a Mendy la izquierda.
Londres, EFE.