Pablo Fossa
Profesor Investigador, Facultad de Psicología
La palabra pandemia (pan = “todo” y demos= “pueblo”) significa “conjunto del pueblo” o “que afecta a todo el pueblo”. Una de las primeras pandemias registradas en la historia de la humanidad es la conocida como la plaga de Atenas (en 430 a.c.), la cual tuvo una duración de 4 años, dejando aproximadamente a 100 mil muertos. Tal vez, la pandemia más conocida por nosotros es la famosa “peste negra” (entre los 1347 y 1350 d.C.), que afectó a toda Europa, con una duración de 6 años, y dejando a más de 75 millones de fallecidos.
Pareciera que, cada cierto tiempo, una pandemia emerge.
Más recientemente, la gripe española (entre 1918 y 1920) duró 2 años aproximadamente y dejó más de 50 millones de muertes. Pareciera que, cada cierto tiempo, una pandemia emerge y asola a la humanidad. Poner en contexto a las pandemias y reconocer las semejanzas y diferencias nos permite comprender de mejor forma las particularidades del proceso que estamos viviendo hoy.
Reconociendo lo anterior, la pandemia es un fenómeno complejo, que no considera únicamente la dimensión sanitaria. Comprender el fenómeno pandémico como exclusivamente sanitario sería entenderlo parcialmente, acotándolo solo en su dimensión materialista y biológica. Los períodos pandémicos, en el amplio sentido de la palabra, incluyen una dimensión psicológica y social, que puede quedar invisibilizada por la perspectiva exclusivamente médica. La dimensión psicológica y social no se opone a la perspectiva médica, sino que complementa y contextualiza el fenómeno de la pandemia. Estos fenómenos sanitarios y culturales despiertan en todos nosotros el arquetipo del apocalipsis (o fin del mundo), que todos nosotros compartimos en nuestro inconsciente colectivo. El temor al contagio, a la muerte, a la cesantía, la hambruna y el caos, por un lado, y, la angustia del encierro, el aislamiento, el miedo y el parar del mundo, por el otro lado.
Continuará…