Ricardo Fernández Gracia
Director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
En las exequias de María Bárbara de Braganza, en 1758, pintó los emblemas Juan Antonio Logroño, bajo la supervisión de fray Miguel de Corella. En uno de ellos encontramos al sol ocultándose en el horizonte, para glosar su muerte, según una costumbre extendida en el ceremonial fúnebre. En los funerales de Isabel de Farnesio (1766), el encargado de las pinturas fue Fermín Rico, que siguió el dictado de quien ideó el programa, que fue el mercedario Juan Gregorio González de Asarta.
En uno de los emblemas, muy colorista, se presenta un rico jardín con árboles y flores, presidido por un radiante sol que inunda con sus rayos el conjunto. El texto que lo acompaña habla de la benevolencia de la reina, similar a la de la generosidad del sol que, con su calor, hacía crecer a los árboles y plantas. Finalmente, las exequias de Carlos III (1789) contaron con emblemas realizados por Juan Francisco Santesteban, al dictado de lo programado por el presbítero Ambrosio de San Juan y del poeta y dramaturgo Vicente Rodríguez de Arellano. En uno de los emblemas se representó un modelo harto difundido, consistente en un águila que representa a Carlos III volando en dirección al sol.
Asimismo, el sol fue el gran protagonista en los retratos de la reedición de los Anales de Navarra, que fue destruida totalmente en 1757.
Asimismo, el sol fue el gran protagonista en los retratos de la reedición de los Anales de Navarra, que fue destruida totalmente en 1757, aunque conocemos las ilustraciones. En todas ellas figuraba el sol con el retrato del monarca correspondiente, a excepción de aquellos que no fallecieron de muerte natural, en cuyo caso aparecen el cuchillo, la espada o algún objeto que identifique la violencia del óbito. Se trata de auténticos reyes solares.
El profesor Víctor Mínguez analizó, en un magnífico trabajo, la presencia del astro solar y su significación emblemática junto a los monarcas. La serie de los reyes navarros constituye un testimonio de soberanos que reinan bajo el sol, símbolo en diferentes culturas de cualidades y virtudes positivas y beneficiosas, por lo que los gobernantes lo utilizaron para su representación.