Juan Francisco Leal Rodríguez
También, los elementos del valor público son: c) La confianza de los ciudadanos; generada a partir de la percepción real de los ciudadanos de que hay un cambio en sus condiciones de vida o en las condiciones sociales, económicas y políticas prevalecientes en el país.
d) La legitimidad; que aumenta la disposición de los ciudadanos a colaborar y cumplir las normas establecidas por las entidades públicas, o sea, genera un mayor respeto por ellas.
Lo que realmente pretende Moore con la creación del concepto de valor público es que todos los gerentes, directivos o funcionarios públicos de alto nivel entiendan a cabalidad que el Valor Público no es otra cosa que saber articular las demandas colectivas, interpretar y atender los deseos de la ciudadanía, representar las aspiraciones de la gente, incluso crear redes de solidaridad con los propios actores ciudadanos, para lo cual se requiere liderazgo, compromiso con el país y una visión de Estado por parte de quienes dirigen las instituciones públicas, pero también se requiere del compromiso de todos los colaboradores de cada institución, a quienes los directivos les deben transmitir su aspiraciones, las cuales deben estar reflejadas en la visión institucional.
Para Moore, lo central es el papel de los directivos en la creación de valor público, considera que depende de la política, así como de la habilidad de los directivos para innovar y ajustar las organizaciones a las demandas de ese “entorno autorizador”.
Metcalfe y Richards (1989) hacen referencia a la información sobre los procesos administrativos, la descentralización, la coordinación interorganizacional, el papel del centro en las políticas públicas, sobre todo las sociales, para no perder el control, la responsabilidad y la capacitación permanente de los recursos humanos. Como puntos de confluencia entre ambas aproximaciones: el acento puesto en la innovación, la adaptación y la flexibilidad de las organizaciones y la necesidad de orientarlas más a sus públicos, ciudadanos, clientes.
En ese marco, el punto de partida de la aplicación de la gestión por resultados en las entidades públicas es la definición de la propuesta valor, la cual es el corazón de un modelo de gestión para que una institución pública cumpla con su misión.
