La luz del diseñador israelí Alber Elbaz se apagó el sábado en París, Francia, a los 59 años. Su muerte repentina, a causa del Covid-19, conmocionó a la industria de la moda, a la que había aportado en los últimos 20 años su creatividad, su pasión por los vestidos cóctel y una alegría por la que era adorado.
La firma AZ Factory, que lanzó este año en el seno del grupo Richmont y cuya primera presentación tuvo lugar en enero en París, anunció ayer la noticia, que tomó por sorpresa a sus colegas. “Nos hiciste soñar, nos hiciste pensar, y ahora vuela. Amor, confianza y respeto, siempre”, apuntó el mensaje de la marca en Instagram.
En ella había empezado a renovar los famosos minivestidos que le habían dado fama mundial en su paso por Lanvin, la maison parisina fundada en 1889 que él colocó en el podio de la moda entre 2001 y 2015, cuando salió de la firma en un sonado y polémico despido que los enfrentó ante la Justicia.
El golpe de la salida de Lanvin, resucitada gracias a su trabajo, fue duro para el israelí, que se mantuvo casi cinco años fuera de la industria, con la excepción de alguna colaboración puntual, como la firma de zapatos Tod›s en 2019.
Nueva etapa
Su regreso en enero fue anunciado a bombo y platillo, y Elbaz, nacido en el seno de una familia judía en Casablanca (Marruecos) en 1961 pero criado en Tel Aviv, parecía dispuesto a empezar por todo lo alto esta nueva etapa.
En un video de media hora, disponible en YouTube, el creador recreó un programa de televisión en el que presentaba las que serían las grandes apuestas de su marca: unos minivestidos elásticos con la promesa de favorecer a todas las siluetas y unos zapatos a medio camino entre bailarinas y tenis de lujo.
Icónico
Que su repentina muerte se produzca un par de meses después de esa primera presentación hace aún más triste la pérdida para sus seguidores, que en los últimos años echaron de menos el punto juguetón que ponía en la industria.
En Lanvin, adonde llegó tras trabajar para Guy Laroche e Yves Saint-Laurent, sus vestidos se convirtieron en un fondo de armario de celebridades como Natalie Portman, Meryl Streep, quien recogió en 2012 el Oscar a Mejor Actriz en un vestido drapeado dorado, Julianne Moore y Emma Stone, entre muchas otras.
Elbaz se movía con naturalidad en las redes sociales, especialmente en Instagram. Ese afán por renovarse continuamente estaba presente en los desfiles de Lanvin y en sus divertidos videos publicitarios. En uno de ellos aparecía bailando reggaetón y hip-hop con dos modelos al ritmo de Pitbull.
Durante este último año de pandemia, Elbaz, quien tenía sobrepeso, compartió su temor por el virus, aunque hasta para eso tenía gracia. “Tengo que adelgazar pero soy muy goloso y las discusiones en torno a la mesa me alegran el corazón”, dijo recientemente en una entrevista en Paris Match, en la que contó que iba cada dos horas a la cocina a comprobar que no había perdido el gusto y que usaba dos mascarillas para no contagiarse.