viernes , 22 noviembre 2024
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HUYE DE MÍ, NENA, CORRE POR TU VIDA

Imagine la más extraña escena que pueda. Algo tan raro como sacado de una película de David Lynch. Un lugar en penumbras, tal vez levemente iluminado por una tenue luz roja. Cuadros extraños colgados en las paredes, y frente a usted una figura vestida de negro dándole la espalda. Esta observa un bulto que no se puede distinguir del todo, es posible que sea cualquier cosa. ¿Un cuerpo humano o animal?

Si yo tuviera que musicalizar esa escena en particular, definitivamente, uno de los primeros en mi lista sería el compositor y cantante canadiense Taylor Kirk, también conocido como Timber Timbre. A este músico lo definiría como una especie de alma mundana y agridulce, capaz de crear canciones conmovedoras e inquietantes que evocan imágenes oscuras y deslumbrantes. A lo largo de cinco discos, Kirk se ha ganado la reputación como un intérprete fascinante y dinámico. Creo que sería un pecado etiquetarlo en un solo género musical. Su rango es muy amplio, pero si tuviera que especificar uno, creo que su música cabe perfectamente en el indie folk dark blues. Pero, insisto, creo que va más allá de eso. 

“A este músico lo definiría como una especie de alma mundana y agridulce, capaz de crear canciones conmovedoras e inquietantes”.

Al escuchar su disco Hot Dreams encontré muchas referencias: desde Nick Cave, Will Oldham y Jonathan Bree, hasta música western. Me da la impresión de que su música en general no llega a apreciarse en su totalidad de manera superficial. Eso, precisamente es lo que me encanta de este tipo de artistas. Nos demandan que vayamos hasta lo más insondable, dejando siempre esa inquietud de que encontraremos algo pero que no podemos descifrar del todo. Por eso, debemos continuar hasta que crezca en lo más profundo de nuestro corazón. 

Escucharlo es entrar en esa oscura habitación y caminar muy despacio de manera casi inaudible, tratando de acercarnos poco a poco a esa figura que rehúsa darnos la cara. Llevando nuestra mano en cámara lenta a la altura del hombro, temblando un poco ¿tal vez?, es lo más probable. Seguramente, porque sabemos que en el momento en que esa figura se dé la vuelta, veremos todas esas cosas que aborrecemos mirar de nosotros mismos. A eso es a lo que Timber Timbre nos confronta, dándonos dos opciones: la de huir, como seguramente siempre lo hacemos, o la de dejar que esa luz roja ilumine completamente a esa figura, y abrazarla de una vez por todas.

Para escuchar: Run from me, Beat the drum slowly, Curtains!?, Grand canyon, The three sisters, Demon host, Creep on creepin’ on y Lonesome hunter.

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