Las banderas ondearán a media asta por la muerte
del príncipe Felipe.
EFE / Londres.
El Reino Unido afronta una semana de luto nacional tras la muerte, el pasado viernes, a los 99 años, del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, un período en el que las banderas ondearán a media asta, el Parlamento no aprobará nuevas leyes y el Gobierno suspenderá los anuncios públicos no esenciales.
Las cámaras de los Comunes y los Lores han convocado para hoy a sesiones extraordinarias en las que los parlamentarios rendirán homenaje a la memoria del duque de Edimburgo, cuyo funeral tendrá lugar el próximo sábado en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor.
El primer ministro, Boris Johnson, no asistirá hoy, como estaba previsto, a uno de los pubs que abrirán sus terrazas por primera vez desde hace tres meses, el primer paso importante de la desescalada del estricto confinamiento que se decretó en Inglaterra el pasado 6 de enero debido al Covid-19.
El jefe de Gobierno tampoco estará presente en el funeral de Felipe, al que solo pueden asistir 30 personas debido a las restricciones vigentes por el coronavirus.
Enorme vacío
Los dos hijos menores de Isabel II y el duque, los príncipes Andrés y Eduardo, coincidieron en agradecer los “extraordinarios” tributos que ha recibido la figura de su padre, y subrayaron el duelo que atraviesa su familia.
Los príncipes Guillermo y Enrique, nietos del duque, se reencontrarán el próximo sábado en el funeral de su abuelo. La reunión se produce en un momento de especial tensión entre Enrique, que viajará al Reino Unido desde Estados Unidos, y el resto de la familia real.
Legado
Como parte del legado del príncipe de Gran Bretaña, se destaca su valentía para ceder la posición de liderazgo a su esposa en un momento en el que no era común.
Ante las altas sociedades y la prensa, Felipe siempre debió mantenerse detrás de su esposa, pero esto solo lo convierte en una de las primeras figuras públicas en dar el paso para un mundo más igualitario.
De Felipe de Edimburgo también se destaca su importancia en la modernización de la corona, implicando a la televisión en los eventos reales. En definitiva se pudiera decir que el esposo de la Reina cumplió un rol como padre de familia y consejero en la vida personal de Isabel.