Chile avanza un paso y retrocede otro para enfrentar la pandemia. La situación mundial es similar, encontrándose la Humanidad entera esperando el fin de la pandemia, tal como los vagabundos esperan a Godot en la famosa obra de Beckett. Y hasta hace poco, parecíamos tener por delante el mismo destino absurdo que los vagabundos: esperar y esperar un final que nunca llega. Afortunadamente, el inicio de programas de vacunación masiva en distintas partes del mundo promete un desenlace distinto para nuestra obra, una expectativa de un final cierto y seguro.
Sin embargo, para llegar a él con éxito, se requiere una inyección de paciencia y templanza para enfrentar las nuevas cuarentenas. Y así como el árbol de la obra invita a los vagabundos a terminar con sus vidas mientras esperan a Godot, nosotros enfrentamos la tentación de dar por terminada la pandemia antes de tiempo y abandonar los cuidados que hemos adoptado durante esta difícil espera, sin los cuales hoy estaríamos mucho peor.
Se requiere una inyección de paciencia y templanza para enfrentar las nuevas cuarentenas.
El llamado, entonces, es a esperar a nuestro propio Godot, acompañando los esfuerzos de vacunación con medidas simples pero fundamentales de salud pública, como buenos hábitos de higiene y cuidado personal, ventilando ambientes, evitando aglomeraciones, reduciendo nuestra movilidad en la mayor medida posible, respetando cuarentenas y usando residencias sanitarias en caso de enfermarse.
Ciertamente, es una espera tediosa y que genera ansiedad, pero es esa vida sencilla y enfocada en el otro, junto a la vacunación masiva, lo que nos permitirá cambiar el final de Beckett por uno, esta vez, luminoso.