La agrupación ha dedicado parte de su trayectoria a rescatar obras de este repertorio.
Siguiendo una partitura pero, sobre todo, el compás de una temporada única, dos violines, una viola, un chelo y un contrabajo se funden hasta llegar a La Fosa, de Santiago Coronado. Son Cristian Marroquín, Mario Nájera, Lisbeth Lara, Daniel Girón y Jairo Campos, el Quinteto Strauss, quienes afinan los últimos detalles del concierto de marchas fúnebres que ofrecerán el próximo jueves, en Zan Zívar, 6a. avenida A 10-51, zona 1. Admisión: preventa Q60 y día del evento Q100. Para adquirir sus entradas, puede escribir al WhatsApp: 5815-6686.
De la banda a las cuerdas
Prácticamente desde su fundación, el Quinteto Strauss se ha caracterizado por interpretar música del repertorio académico y nacional, indica Marroquín, segundo violín de la agrupación. A ello sumaron, en 2017, las marchas fúnebres de la Cuaresma y la Semana Santa guatemaltecas, llevando este programa que tradicionalmente se escucha en banda hasta las cuerdas.
“Todos los cucuruchos amamos la música sacra, y llevarla a las cuerdas es revivir esa experiencia de cargar las andas y caminar por las calles, entre las filas, sintiendo el olor a corozo”, explica Marroquín. Cruz pesada, de Alberto Velásquez Collado, fue la primera marcha que interpretó el conjunto guatemalteco, mientras que su primer concierto centrado en este repertorio fue en el Colegio Santo Tomás de Aquino, de la Antigua Guatemala.
Según Lara, uno de los retos es que los sonidos que usualmente se escuchan en banda se oigan “limpios y reconocibles” en las cuerdas. Responsables de dichos arreglos son Nájera, el primer violín, y Girón, el chelista. En cuanto a la selección de los programas, coinciden los integrantes, se guían por su gusto de cucuruchos, además de por las piezas emblemáticas de ciertos cortejos.
Basado en las marchas que se escuchan en el Centro Histórico capitalino durante la Cuaresma y Semana Santa, está el repertorio que el Quinteto Strauss ofrecerá en el concierto del próximo jueves. “A pesar de las circunstancias de la pandemia, buscamos mantener viva la tradición. Es una manera de llevar ese espíritu no solo a los creyentes; también a los amantes del arte”, puntualiza Campos, el contrabajo.