C. Tangana habla con el Diario de Centro América de El Madrileño, su tercer disco de estudio.
“Dispara”, dice Antón Álvarez (C. Tangana) antes de comenzar a responder una nueva ronda de preguntas acerca de El Madrileño. El nuevo material discográfico del cantante y compositor español, lanzado a finales del mes pasado, rompe con lo exclusivamente urbano y trap para adentrarse en sonidos de todo el mundo, que van del flamenco y la rumba a los boleros, la bachata, e, incluso, al rock. Todo ello como evidencia de un artista para quien ya no existen las fronteras, ni geográficas ni musicales.
De rumbos y rumbas
Corría 2020, y C. Tangana tenía un álbum prácticamente terminado. Aun así, nuevas canciones comenzaron a surgir y lo llevaron, no solo a empezar otro material de cero, sino también a darle un nuevo rumbo a su carrera. “Cuando vi que habían unas cuantas cosas que tenían un peso, llegamos a Nunca estoy. Junto a Kygo, mi mánager, la proponemos como single, y se convirtió en el primer no. 1 que cosecho en España. Fue una inflexión muy fuerte, y así tomo la decisión de que ese disco es el que tiene que ir para adelante”, dice el cantautor a Diario de Centro América.
A partir de allí, Tangana (Madrid, 1990) comenzó a dibujar la ruta de una placa en la que reúne a un repertorio de compatriotas, como los Gipsy Kings, Kiko Veneno, La Húngara y El Niño de Elche, pero que, además, rompe fronteras junto a verdaderas leyendas de la música latina, como José Feliciano, Jorge Drexler y Andrés Calamaro, entre otros: “Era música que mi padre ponía en casa, y haberlos tenido (en el disco) es para mí como cumplir un sueño y hacerle un favor al adolescente que fui. Fue una forma de reconciliarme conmigo mismo, con mi yo del pasado, y tratar de actualizar todo lo que me gusta”.
Para el artista fue “honor increíble” poder ver a sus colegas tan metidos en las canciones, y hacerles saber lo importante que es para él El Madrileño. Aunque afirma que es imposible elegir un solo momento de todo este viaje, se queda con Cuba, con los paseos por La Habana y con la colaboración de Eliades Ochoa, una de las estrellas del Buena Vista Social Club, que lo acompaña en el tema Muriendo de envidia.
Trascender
El Madrileño, confiesa Tangana, le ha ayudado a abrir todas sus fronteras y a sentir que puede llevar su música a otro nivel y enfrentarse a cualquier género. Esto de alguna manera se enlaza con ese deseo que en varias ocasiones ha expresado en voz alta: trascender. “En 10 años, me gustaría que en una boda o en un cumpleaños, alguien sacara una guitarra y tocara una de mis canciones. Quiero pasar a la cultura popular, a formar parte del imaginario y de las cosas que la gente considera que son suyas”, añade el artista.
Más allá del sonido, las letras de este disco exudan honestidad, lo cual adquiere mucho más valor en tiempos en que todas las obras parecen estar bajo la lupa de la corrección política; algo que al español parece no preocuparle: “Trato de no pensar mucho en si me van a censurar o no, sino de estar comprometido con lo que digo. No decir cosas porque sí, sino decirlas porque las creo, las siento y las conozco”. De esta forma, agrega, aunque te critiquen, tú sabes que eres tú y eres auténtico.
Con El Madrileño, Tangana conquista no solo la crítica sino a listas tan importantes como la Latin Pop Álbum, de Billboard, en la que debutó en el puesto 8. Eso nos lleva hacer un guiño a Un veneno, una de sus canciones, para que nos revele cuál es “la maña” para tener a todos embelesados. Pucho, como le llaman en su país, ríe y responde: “Llevo muchos años haciendo música y me hace mucha ilusión que me vaya bien con un disco que es el más arriesgado de todos los que he hecho, y con el que me siento en el momento más honesto de mi carrera. Es increíble que esto esté pasando, me siento agradecido”.