Esta asociación sin fines de lucro busca promover, investigar, desarrollar y preservar el séptimo arte local.
Aunque lo primero que viene a nuestra mente al pensar en una academia de cine son premios, como los Oscar (EE. UU.), los César (Francia) o los Ariel (México), dichas organizaciones también son responsables de la investigación, el desarrollo y la preservación del séptimo arte en sus respectivos países. Bajo estos preceptos nace la Academia Guatemalteca de Artes y Ciencias Cinematográficas, una asociación sin fines de lucro conformada por profesionales de distintas áreas de la
cinematografía.
En crecimiento
En tiempos recientes, títulos como La Llorona (Jayro Bustamante) y Nuestras Madres (César Díaz) han puesto al cine guatemalteco en la mira de los principales certámenes y premiaciones del mundo. Con la necesidad de hacer crecer y preservar el séptimo arte local, dentro y fuera de nuestras fronteras, recientemente nació la citada Academia.
De acuerdo a Sergio Ramírez, secretario de la Junta Directiva de la Academia, esta organización funciona sobre cuatro ejes. “El primero es la promoción, que postula películas a premios internacionales, pero también trata de que cada vez que una cinta guatemalteca esté en un festival del mundo se aproveche para hablar de otros filmes locales”, señala el guionista y director de títulos como Distancia.
Otra área de interés para la Academia es la investigación, ya que, según Ramírez, en el país se han producido muchas películas, tanto por guatemaltecos como por extranjeros, mas no existe un registro sobre lo que se ha filmado. Este eje va de la mano de la preservación, una tarea que ha desarrollado la Cinemateca Universitaria Enrique Torres. “Nuestra idea no es suplantarlos, sino complementar su labor con un archivo de tipo digital, para conservar estos materiales”, agrega.
La formación es otra meta que se ha impuesto esta organización, asegura Ramírez: “No vamos a hacer una escuela de cine, porque no es el objetivo. Lo que buscamos es tener charlas, talleres, clases magistrales y también desarrollar nuevos públicos. Queremos dar la oportunidad a jóvenes, adolescentes y niños de ver cine de Guatemala”.
La Academia está integrada por profesionales de distintas áreas de la cinematografía, como directores, guionistas, productores, montajistas, sonidistas y actores, entre otros. Además cuentan con asociados de honor, como los intérpretes Patricia Orantes y Roberto Díaz Gomar, asociados eméritos y asociados corresponsables. Según Ramírez, la organización está abierta a más incorporaciones y los requisitos pueden encontrarse en la página web oficial:
academiadecinegt.org.
Actualmente la organización forma parte de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine, junto a academias de España, México y Colombia. “Próximamente publicaremos una investigación respecto a la participación de las mujeres en el cine iberoamericano, y también una muestra iberoamericana de cortometrajes hechos por mujeres”, afirma Ramírez. En Guatemala, añade, buscan acercamientos con las universidades que tienen carreras de cine, para poder apoyarlas.
Como en las del resto del mundo, la Academia Guatemalteca es una asociación civil, sin embargo, también esperan poder contribuir al contenido de la Ley de Cine en el país, confirma Ramírez: “Las academias tratan de hacer incidencia en el papel que el Estado debe jugar en la promoción, investigación, formación y conservación del
cine”.