Dior convirtió hoy el Palacio de Versalles en
el escenario de su colección otoño-invierno 2021/2022, transformando su famoso
salón de los espejos en una pasarela en la que reinventó el uniforme militar y
mostró el lado más oscuro de los vestidos de cuentos de hadas.
“Estos mundos fantásticos no son en ningún caso un
método de evasión, sino que sirven para cuestionar, para rechazar e ir más allá
de los estereotipos””, indicó la firma en un comunicado. Su diseñadora, la italiana Maria Grazia Chiuri, eligió
a conciencia este lunes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para
celebrar su desfile, y lanzar desde él un nuevo reclamo feminista.
En esta ocasión no hubo pancartas ni lemas
reivindicativos por parte de Chiuri, que dijo inspirarse en “el trasfondo
oscuro y los complejos personajes femeninos de los primeros cuentos de hadas”,
combinando la delicadeza del encaje inglés con siluetas ajustadas en la cintura
y botas militares, en una mezcla de dulzura y rebeldía.
Chiuri tomó como punto de partida también la
versión del cuento Caperucita Roja
creada por la escritora británica Angela Carter, “una magia femenina,
reinventada, un sutil camino hacia una nueva conciencia”.
En 1979, Carter escribió hasta tres variantes del
célebre relato en su colección The Bloody
Chamber (La cámara sangrienta),
en los que dejó en evidencia algunos planteamientos sexistas y asociados al
género que recogía el original.
Así, la Caperucita Roja de Dior no se esconde tras
una capucha, sino que lleva un vestido plisado hasta los pies con cola y escote
en forma de corazón, y corre por los oscuros jardines del palacio sin temerle
al bosque ni a la noche.
Los vestidos plisados, un diseño revisitado por
Chiuri en cada colección en esa línea de vestidos princesa que han conquistado
las alfombras rojas, aparecieron también en color rosa palo y verde esmeralda.
Uniforme femenino
Fue la nota más colorista de un desfile marcado
por el negro y el gris plomo, que combinados con blusas blancas de algodón
sirvieron para renovar el uniforme militar en versión femenina.
Un minivestido tipo overall con blusa y botas militares, una camisa recta y bordada con
una falda triangular a media pierna, o un traje de chaqueta con minifalda y
capucha para renovar el estilismo de oficina.
En su búsqueda para crear un fondo de armario de
básicos, Chiuri retomó estos últimos años los jumpsuits de trabajo, que logró convertir en tendencia, y la
estética militar, con un punto bohemio y setentero pero sin dejar de lado la
feminidad del Dior de los años 1950.
Así, un conjunto de pantalón masculino y camisa
blanca se lleva con chaqueta de piel de borrego, gorro de piloto en piel y
maletín, mientras que la clásica chaqueta Bar,
creada por Dior en 1947, se combina con minifalda plisada o en una versión más
madura, con una voluminosa falda hasta los pies.
Los abrigos militares, rectos, con doble
botonadura y largos hasta los tobillos, se alternaron con los vestidos
princesas, y los pantalones cortos, tipo culotte,
con botas mosqueteras hasta el muslo.
La italiana introdujo varios estilismos que
parecían inspirarse en el vestuario de Isabel II de Inglaterra, con las
chaquetas acolchadas, las faldas a media pierna y los pañuelos en la cabeza que
vestía la monarca en sus visitas al campo, como recientemente ha sido recordado
en la serie The Crown.
El video creado para la presentación reforzó el
halo de misterio que destiló una colección bautizada como Belleza inquietante y que tuvo lugar en la antepenúltima jornada de
la Semana de la Moda de París, celebrada este año de forma digital debido a la
pandemia.
Tan solo la luz de la luna parecía iluminar la
sala al reflejarse en los cristales de las lámparas, mientras las modelos
desfilaban con paso firma y un colectivo de danza bailaba tratando de esquivar
bloques de pinchos instalados sobre los espejos.
Una metáfora evidente por parte de Chiuri sobre la
peligrosa y ardua tarea de aceptarse a sí mismo tratando de encajar en los
cánones de belleza impuestos a la mujer.
- Agencia EFE