Dr. Jorge Antonio Ortega G. [email protected]
La Guatemala de hoy, requiere de una nueva óptica, de hecho, reeducar nuestra forma de ver, mirar y observar el entorno y la realidad, sobre todo la forma de percibir la realidad que se debe afrontar y los desafíos del futuro mediato.
Los escenarios que enumera la prospectiva desembocan en trasfondos siniestros y manipulados por fuerzas externas, que se manifiestan en los diferentes ámbitos del quehacer diario del guatemalteco.
Si se parte del peor escenario (el menos deseado, pero muy probable), todo, absolutamente todo, es malo, lo cual no es así. Al otro extremo de los escenarios (el menos probable, pero deseable) se encuentra un crecimiento económico sostenido como nación, una iniciativa privada pujante, una macroeconomía sin precedentes, una democracia madurando y fortaleciendo sus instituciones.
Esas visiones extremas no permiten definir prioridades y establecer ejes estratégicos de conducción nacional, debido a las demandas sociales, las amenazas asimétricas, regionales y emergentes, los grupos de presión y la oposición política con muchas cajas de resonancia y aplicando la descalificación, el señalamiento y la sentencia mediática hacia la administración pública. Esto hace mucho ruido y distorsiona la realidad, es toda una construcción que deforma la percepción del día a día.
Los retos del ejercicio del poder nacional requieren una visión equilibrada, con ejes de conducción estratégicos factibles en base a recursos, tiempo y
necesidades.
Por ejemplo, en lo económico hay que visualizar desde dos ángulos diferentes, la macroeconomía y la microeconomía, llegando hasta la familiar.
La primera observación de la macroeconomía es buena y sana, un crecimiento sostenido en el tiempo, con un impulso innovador de las remesas en dólares, lo cual permitió un crecimiento del PIB, las reservas nacionales son estables, sólidas y permiten cubrir una emergencia nacional por más de un año. La estabilidad del quetzal frente al dólar estadounidense y otras monedas, es favorable.
El otro ángulo es menos favorable, debido a que siempre las necesidades del ser humano van a exceder su capacidad económica pero, independiente a ello, el incremento en el costo de la canasta básica y en los servicios básicos erosionan la economía familiar, uno de los factores de este fenómeno económico se debe a que estamos dejando de producir y estamos importando lo necesario para nuestro diario quehacer.
En lo social el escenario es más complejo, debido a la efervescencia que se mantiene luego de los eventos del pasado reciente, a lo cual hay que sumar las demandas de los grupos de presión, las fuerzas oponentes al Estado, la violencia, el narcotráfico y su inmersión en la población en general.
Con una aproximación analítica y aportando una visión estratégica, recaen en una visión simple:“del buen vivir para los guatemaltecos, sin excepción alguna”. La simplicidad de la argumentación de una visión estratégica para los próximos años deriva en: “a mayor dificultad, mayor creatividad”, y para ello solo se requiere de una disciplina de innovación en el ejercicio del
poder.
La percepción de la realidad nacional lo permite, al igual que las limitaciones y las demandas. No se puede resolver todos los problemas nacionales en un período administrativo político, pero sí se puede trazar una ruta que permita construir en el imaginario la necesidad de sacrificar el presente, para garantizar un futuro promisorio para los guatemaltecos.
Una visión clara y un objetivo es suficiente, para dar propósito, dirección y motivación al aparato gubernamental y a la nación guatemalteca.